¿Cómo medir la oportunidad, calidad y capacidad resolutiva de la medicina pública que prometió el presidente López? La oferta a población con y sin seguridad social se redujo por falta de dinero, en teoría se amplió con IMSS-Bienestar, así lo muestra la estadística.

Lo real es que los beneficios médico-hospitalarios; recurso humano, medicamento, infraestructura y equipo son inaceptables. La atención humana ante esa carencia crónica se deshumaniza lo que evita la divisa de la intervención médica, “no hacer daño”. Consultas incompletas por deficiencias de formación humana y profesional a las que se añaden carencias que afectan la atención. ¿Cómo se siente un profesional de la salud que acude con deseo de ayudar y encuentra carencias, oídos sordos y ojos ciegos de sus superiores a la situación, directivos incapaces para encontrar respuestas de sus jefes supremos?

El trato humanitario al paciente es parte de la ética que se requiere constantemente para entregar lo mejor de sí mismo y se extienda al paciente. Cifras, cantidades, estadísticas y números es visión parcial de la salud. ¿A más consultas, es por más enfermos, por irresponsabilidad personal del paciente, por mala práctica médica, por falta de insumos, por falta de atención especializada para diagnóstico oportuno y consecuente tratamiento, por entorno enfermo?

¿Hay estrategias reales, logrables, destinadas a evitar maltrato y mala atención? Entre 2010-15 se reportaron 14, 225 quejas médicas y la negligencia se incrementó (CNDH, 2019) La cifra está lejos de lo real sin duda pues Conamed, según los quejosos, no suele conducirlas a buen término. El IMSS contribuye con más de 40%. La atención exige acción comunitaria, de comités de salud, ahora de actividad de proselitismo político. Más “servidores de la nación” en acción.

El régimen sanitario debe aplicar la atención primaria de la salud, trabajar con las comunidades y sus recursos para crear salud con la obligada participación social y alcanzar menos enfermedad. Siempre se requiere la atención curativo-asistencial en equilibrio con prevención (atención prioritaria de la salud), es la misión de toda política en salud.

La prevención intramuros (consultorio, clínica, hospital) sin acciones no tiene impacto. El organismo público descentralizado IMSS-Bienestar, puede evitar como ocurrió con el programa IMSS-Bienestar (1978), que se diluya la acción comunitaria en que se funda la atención prioritaria de la salud y por tanto que, al enfermar, acudan a consulta médica, olvidando lo comunitario: prevención, promoción y educación para el autocuidado.

La responsabilidad de la salud es de todos los que participan. El presupuesto es del pueblo, sin embargo se lo escatiman y con ello deterioran la salud pública.