Las aucesiones de los gobernadores suelen tener de todo.
Intrigas, deslealtades, zancadillas, cobros de facturas, “balconeos”, despojos y hasta traiciones pululan en los días de la definición, que en muchas ocasiones se trasladan a las campañas.
Son una especie de tragicomedias que si no fuera por los desenlaces funestos que en algunos casos han terminado, resultarían mucho más divertidas que preocupantes.
En estos tiempos de sucesión estatal en Tamaulipas, usaré a partir de hoy si me permite, parte de este espacio para poner sobre la mesa sin respeto a la exactitud cronológica, pasajes, anécdotas y vivencias –algunas reales, otras maquilladas y con seguridad algunas inventadas– que en esas etapas del poder vuelven a cobrar vida en la picaresca política que rodea a los aspirantes y candidatos a Gobernador.
Aprovecho en este momento para empezar los contínuos señalamientos sobre el ex presidente Felipe Calderón acerca de su presunta afición a las bebidas alcohólicas, de lo cual su servidor y la mayoría de los mexicanos no tenemos pruebas, pero nos complace repetir.
La relación de Calderon con Tamaulipas tiene nombre y apellidos: Emilio Martínez Manautou, quien tenía un factor de aparente identidad con el michoacano. Algunos ya se imaginarán por dónde voy.
En los albores de la precampaña de Manuel Cavazos Lerma, tuve el gusto de ser anfitrión de una cena de tres personas en la casa de quien escribe, con el matamorense y su jefe de prensa y amigo, Adrián Valero.
Conocí a Cavazos en su mejor faceta, alegre, degustador del buen wkisky, universal en los alimentos y un excelente conversador.
En algún momento, ya en confianza y con el tema de los gobernadores a flor de labios, Cavazos soltó lo que la mayoría de los tamaulipecos desconoce hasta ahora: “Muchos”, dijo palabras más, palabras menos, “han sido muy injustos con el doctor Martínez Manautou”.
Y agregó: “Lo han acusado de ser un alcohólico porque en ocasiones tartajea y parece no entender lo que se le dice, pero en realidad pocos saben que padece una enfermedad que afecta la oxigenación cerebral y en esos accesos da la impresión de estar con copas de más. A él no le gusta que se sepa, pero esa es la realidad de su comportamiento en algunas ocasiones”.
La revelación me quedó grabada a fuego en la mente y nunca volví a escuchar esa confidencia ni siquiera en el propio Manuel, tal vez arrepentido de haber hablado de más con quien en esa ocasión era para él sólo un periodista punto menos que un extraño.
A destiempo, ojalá estas líneas sirvan a manera de grano de arena para modificar la imagen de Martínez Manaotou, un mandatario alejado del pueblo como figura gubernamental, pero en lo personal uno de los personajes políticos más respetuosos que he conocido.
Y en lo que se refiere a Manuel Cavazos, como se sabe, la imagen de hosco, iracundo, soberbio y otras lindezas del ex Ejecurivo estatal se la ganó a plenitud, pero también como con Martínez Manautou, muchos han sido injustos con él en algunas facetas de su vida y lo condenaron por la oscuridad que se veía a simple vista sin conocer su lado humano, su inmenso amor por su familia y su agradable perfil de bohemio cuando alguien le prestaba una guitarra.
Ya habrá oportunidad de hablar más de Cavazos. Y desde luego, de otros en su momento, aspirantes y candidatos a Gobernador…
EL VERDADERO OBSTÁCULO
Si en el equipo del señador Américo Villarreal piensan que el obsráculo a vencer por la sucesión gubernamental en Tamaulipas puede ser Rodolfo González, Erasmo González, José Ramón Gómez Leal, Adrián Oseguera, Héctor Garza o Felipe Garza, creo que están equivocados.
El adversario verdadero tiene otro nombre: Paridad de Genero, lo que traducido a nombre y apellidos, se lee Maki Ortiz Domínguez.
Uy…
LA FRASE DEL DÍA
“Una mentira que te haga feliz vale más que una verdad que te amargue la vida”…
Ricardo Arjona
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