“Un hombre piensa que el miedo puede ganar lealtades. Muchos amos con un látigo pueden atestiguar que funciona, pero no se gana lealtad, sólo obediencia, y sólo mientras el látigo está presente…”

Orson Scott Card

No acostumbro abordar temas nacionales en este espacio, pero en esta ocasión no resistí la tentación.

El motivo es uno de los temas más sobados en los meses cercanos: La sucesión presidencial en México, interés surgido a raíz de leer un comentario del amigo y periodista non, Carlos López Arriaga, sobre ese relevo y en forma específica sobre quién de los aspirantes podría hacer a un lado al lopezobradorismo, una vez separado del poder Andrés Manuel.

Se podrían llenar enciclopedias enteras con los miles de análisis y reflexiones escritas o escuchadas en todos los campos de la comunicación masiva alrededor de ese relevo. Va la aportación más modesta: La mía.

Si me permite, empiezo con un antecedente que toda proporción guardada, tiene una dosis de similitud con el tema nacional. Va:

El mismo día en que en 1999 rindió su protesta como gobernador de Tamaulipas Tomás Yarrington, en su mensaje político detalló en un decálogo las cualidades que debían tener quienes serían sus colaboradores. Diez atributos que según él, serían la médula del servicio público en su mandato.

En realidad, el primero era el más importante, no por su trascendencia para el Estado, sino para los fines de Tomás: La cualidad número uno era la lealtad.

Lealtad no a Tamaulipas, sino a él, al gobernador.

Casi seis años después, lo confirmó.

Sobre su amistad, gratitud y respeto a su Secretario General, Homero Díaz Rodríguez, Tomás eligió como su sucesor a Eugenio Hernández Flores, alcalde de Ciudad Victoria. No había atisbo de duda, Geño era de los precandidatos, el más leal. Y así se escribió la historia.

¿Le parece familiar esta remembranza con lo que hoy sucede en la antesala de la elección del nuevo presidente?

En mi opinión sí. Totalmente.

López Obrador elegirá –de hecho parece que ya lo hizo– a quien considera la persona más leal. Puede descartar a Marcelo Ebrard, a Ricardo Monreal y hasta a Adán Augusto López. A Fernández Noroña ni lo mencione. Quien le garantiza lealtad rayana en la sumisión, es Claudia Scheinbaum.

Así que salvo una catástrofe que cimbre a México, esa historia también está ya escrita…

NADER: PESAN MÁS LAS AUSENCIAS

El escenario panista en Tamaulipas sigue agregando focos rojos a los que ya enfrenta.

Y donde menos esperaba Acción Nacional un golpe de timón:

En Tampico.

El alcalde, Jesús Nader, tras quedar tirado en el intento de ser el candidato de ese partido a la gubernatura, ha caído en un paulatino desmoronamiento, reflejado en un estancamiento del ritmo de trabajo, rebeldías en algunos miembros de su gabinete y crecientes protestas de sectores sociales por omisiones o peor aún, por abusos de algunos servidores públicos de ese municipio.

¿Depresión tal vez por el fracaso político?

¿Desánimo porque por lo menos en lo que se advierte, porque Nader tiene cerradas las puertas a un mejor futuro político?

La explicación en este caso es lo que menos importa, sino los efectos. Llama la atemción que después de pagar sondeo tras sondeo con algunas encuestadoras para aparecer durante su lucha por ser abanderado del PAN, como uno de los mejores presidentes municipales de México, ahora su ausencia es más notoria que su presencia.

¿Y por qué hablar de focos rojos en el puerto para el panismo?

Porque por primera vez, la percepción entre los jaibos es que el próximo jefe de comuna portará el color guinda…

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