Cuando asoma a tu vida la tristeza, antes de caer en la apatía y la pereza, el cuerpo te reclama con certeza, el hecho de abandonar con ligereza, el poder vencer lo que te tiene, en ese estado que te estresa.

La mente insistentemente te dice… despierta, atender un sentimiento de tal naturaleza es importante, mas, piensa con toda claridad y con franqueza, que la actitud que adoptas de guerrero vencido, es por no hacer un buen uso de tu cabeza, lo que enfrentas, es sólo una respuesta negativa, por tu falta de fe y gratitud al Señor que te dio la vida y te hizo de una sola pieza.

Cuando asoma a tu vida la tristeza, consiéntete, o mejor, déjate consentir por el amor que siempre cuida de ti, con humildad, con bondad y con nobleza, verás que con tal afán como se suele decir, las penas con pan son buenas.

¿Qué es lo que te hace feliz? me preguntó mi mujer con ganas de cumplir mis más caros anhelos; descansar quiero, le dije simulando gentileza; ese afán no requiere esfuerzo, me dijo moviendo la cabeza, porque te conozco quiero hacerte feliz, con el arte que poseo y acompaña a mi sutil destreza, llevarte quiero con satisfacción al gozo. Con gesto de reniego, me dejé caer en el sillón de la sala para iniciar el vital reposo, más, ella puso manos a lo obra y antes de que llegara el sueño, un delicioso olor llegó a mí, haciéndome despejar de pesadumbre la cabeza, y con real asombro pregunté: ¿Qué es ese delicioso olor que regresa a mí el deseo de vivir? ¿Acaso es el perfume que de tu cuerpo emana cuando el amor por ti me reclama? Yo te dije que te haría feliz, y ahora que estás despierto te pregunto ¿quieres irte a la cama o prefieres pasar al comedor? ¿Al comedor? Nueva modalidad encuentro en ello; rápidamente me puse de pie y con evidente ansiedad la busqué, y cuál fue mi sorpresa, al ver un delicioso pay de manzana, esperándome en la mesa.

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