Tuvo una efímera vida.

Tan escasa como sus a todas luces inexistentes beneficios.

Me refiero a la Policía Interestatal que formaron unos cuantos meses atrás los gobiernos de Tamaulipas y Nuevo León, que al parecer sólo quedará como archivo en las hemerotecas dentro del catálogo de las buenas intenciones, al mandarla al cesto de la basura la administración “regia”.

Para explicar lo anterior, habría que girar la vista hacia un perfil histórico de los nativos o residentes de Nuevo León, en especial de Monterrey, que suelen tener un perfil generalizado.

Hay excepciones desde luego, pero en gran parte ellos tienen –así se ven a sí mismos nuestros amigos– la facultad de criticar y en ocasiones hasta de insultar a sus vecinos, con Tamaulipas y Coahuila como sus blancos favoritos, reflejados en sobrenombres en el caso de nuestra tierra como “Mataulipas” o “Ta-ta-tamaulipas”, que sólo se dejaron de aplicar cuando a ellos algunos maldosos les impusieron el apodo de “Neo Panteón”, también por sus violentas y trágicas experiencias.

Sin embargo, sucede que en cuanto ellos se convierten en el negro de la feria, automáticamente se auto llaman difamados y escarnecidos. Y se enojan.

Al parecer, el gobernador interino de Nuevo León, Manuel González Flores, lo volvió a demostrar. Es evidente que hizo, como se dice en la voz coloquial, “su berrinche” por haber sido exhibido en sus líos domésticos y lo reflejó en la orden de dejar tirado el acuerdo con Tamaulipas para ejercer una vigilancia mancomunada en los límites de ambas entidades.

El vocero de seguridad en nuestro Estado dio a conocer en entrevista que la Policía Interestatal está prácticamente desbaratada, pero se cuidó –imagino que por cortesía política– de señalar al mandatario nuevoleonés como causante.

En pocas palabras, los “regios” dejaron tirada la chamba.

¿Ganó algo Tamaulipas mientras duró en el papel esa supuesta vigilancia solidaria?

Nada. Es la verdad absoluta.

Ese convenio nació sólo en el plano mediático y funcionó precisamente en ese terreno. Lució en periódicos, radio y televisión, pero en los hechos ningún tamaulipeco dio a conocer alguna vez que recibió una asistencia de un policía nuevoleonés en esa zona y ningún “regio” aceptó que en una visita les haya ayudado un agente “de este lado”.

Se podría decir como conclusión de este episodio, que en una interpretación deportiva el resultado es un empate a cero.

Ni nos ayudaron ni los ayudamos. Ni los beneficiamos ni nos beneficiaron.

“Amores” como esos, es mejor olvidarlos…

 

“PLANTONES” Y ENCUESTAS

En las encuestas electorales, existe un mar de variables que en muchas ocasiones no se valoran y confunden al obtenerse resultados diferentes y hasta alejados de lo manejado en forma previa a la votación.

Trataré de explicar uno de esos factores.

Al igual que sucede en los mítines, marchas y “plantones”, a donde sólo van los enojados y los inconformes, en los sondeos mencionados suele ser en gran parte ese mismo tipo de ciudadanos –los enojados– los que participan.

Le consta a los encuestadores: la mayoría de los que intentan consultar se abstiene de responder, porque no le gusta participar, porque teme algo o porque simplemente no le interesa. Podría tener razón Vicente Fox cuando dice que  el 70 por ciento de los mexicanos no está con López Obrador. No significa que estén contra él, pero lo importante es que no votarían por él.

Cuidado. Si usted cree que los encuestados son la voz de la mayoría, podría recibir una sorpresa el primero de julio…

 

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