Mientras uno se la pasa insultando y polarizando a la sociedad, otro es respetuoso y busca ser incluyente, ambos tienen la misma visión, transformar a México en un mejor lugar para vivir, aunque diferentes estilos de comunicar y gobernar.
Nos referimos al presidente, Andrés Manuel López Obrador y al gobernador, Américo Villarreal Anaya, respectivamente, quienes desde sus funciones intentan implementan políticas para el bienestar de la gente.
A lo largo de su carrera, López Obrador se ha caracterizado por ser un político antisistema, criticando y confrontando a los mandatarios en turno, por lo que nadie se puede sorprender de su forma de gobernar.
Si bien, para la elección del 2018, disminuyó su tono de agresividad, apelando a qué, lo suyo no era “la venganza”, al llegar al poder retomó su narrativa tradicional.
ESTÁN CONMIGO O CONTRA MÍ
Aquel junio de 2020 cuando supervisó la rehabilitación de la refinería de Lázaro Cárdenas en Minatitlán, Veracruz, fue muy claro en su discurso “O se está con la transformación o se está en contra de la transformación del país”, y como él representa esa transformación, en pocas palabras podemos interpretar que dijo “están conmigo o contra mí”.
Aunque fácilmente Américo Villarreal al llegar a la gubernatura, pudo continuar con un discurso similar al de la campaña política e incluso subirlo de tono, como lo hace su jefe político el presidente, López Obrador en sus mañaneras.
CONCILIADOR E INCLUYENTE
El gobernador tamaulipeco decidió tener un estilo propio, mucho más conciliador e incluyente, por supuesto sin perder el enfoque del movimiento que representa, en donde por “el bien de todos primero son los pobres”.
Esto se vio claramente desde su discurso de toma de posesión en el Congreso Local, cuando les dijo a los diputados, que más allá de sus diferencias legítimas y respetables, se deben al pueblo y deben construir juntos un futuro de esperanza.
Para unas horas después, refrendarlo en la ceremonia efectuada en el recinto ferial de Ciudad Victoria, cuando destacó que, “las puertas a la colaboración están abiertas, para todo aquel que desee el cambio verdadero para nuestra tierra”.
La marcha ciudadana de la semana pasada llamada “El INE no se toca” para rechazar la reforma electoral propuesta por el presidente, provocó nuevas descalificaciones del mandatario nacional a los participantes, refrendando su estilo de comunicar al referirse a sus opositores políticos.
Y aunque, el gobernador no ha tenido ninguna manifestación similar en contra su gobierno, entendible al tener menos de dos meses de haber entrado en funciones, siempre ha sido respetuoso contra las fuerzas políticas de oposición.
Una muestra clara de los distintos estilos de gobernar, son las reuniones que Villarreal Anaya ha tenido con los alcaldes tamaulipecos, primero en Palacio de Gobierno y luego en las diversas regiones con las presentaciones de los planes de rescate para esas zonas del estado, donde ha privilegiado la conciliación y colaboración.
DIVISIÓN O INCLUSIÓN
Mientras López Obrador recurre a sus narrativas de división que a su vez generan confrontación, catalogando a los mexicanos en pobres y ricos, honestos y corruptos, liberales y conservadores o fifís y chairos, en pocas palabras, buenos contra malos, de acuerdo a quienes lo apoyen o no.
Américo Villarreal cimienta las bases de su gobierno, no sólo en su partido político o quienes comulgan con él, también en grupos económicos, sociales e incluso políticos que garanticen la inversión de capitales, la gobernabilidad y la paz social que tanto requiere nuestro estado.
¿Qué estilo de gobernar prefieren los tamaulipecos?, ¿Un liderazgo unipersonal, para muchos mesiánico, como el que ejerce el presidente López Obrador o un liderazgo conciliador, incluyente y de colaboración como el del gobernador Américo Villarreal Anaya?
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