Amigo viento, en tu ir y venir, si tu tiempo se cruza con el mío, sé benéfico conmigo, seca el sudor de mi frente, si el esfuerzo realizado lo amerita, despeina mi cabello ahora más liviano, sacude el polvo acumulado del pasado, hazme sentir más liviano para poder volar a tu lado, y así viajar a todos lados.

Amigo viento, llévate las hojas arrancadas por el frío invierno, no importa que con ello sea más evidente mi desnudez, pues te aseguro que estaré más que abrigado por el espíritu divino que se resiste a la vejez.
Amigo viento, ve limpiando de obstáculos mi camino, para no tropezar con mi pesada sombra, llévate lejos la pesadumbre y la zozobra, para viajar ligero como las blancas nubes que se asoman en el cielo azul, para dejar pasar la luz de mis anhelos.

Amigo Viento, llénate del perfume de las flores de la tan amada primavera, para embriagarme con los amores, de los que igual suspiran como yo, por los maravillosos días de múltiples colores.

Amigo Viento, llévate contigo mis palabras, mas, si tienes corazón, guárdalas hasta dispersarlas como semillas por los campos de las almas que aún lloran de tristeza, llévales el consuelo, cuéntales que Dios las ama y pronto llegará la calma, porque tú eres el mensajero que viene a limpiar el mundo y a regresarnos uno por mil lo que se cree perdido.

Amigo viento, amigo Espíritu Santo, así como te siento junto a mí, hazle sentir a todos que estás aquí y volveremos a respirar, con la confianza de que todo lo que Dios ha querido para sus hijos en la tierra, es amor, fe y esperanza.

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