De llegar y que el sol me dé en la cara, sólo con la intensión de recordarme que por más agotadora que sea la jornada, la luz del día me dará de nuevo la energía, para llegar a la antesala de la noche con la esperanza de despertar al nuevo día.

Nada podrá evitar que disfrute la alegría que me dan los gratos recuerdos, que son el espejo donde reflejo la juventud de tantos días, no importa que me digan viejo, porque también eso lo festejo, porque viejo no es aquél que se va para nunca volver, viejo es el que perdura a través del tiempo, conservando la figura que un día lució con distinción y gallardía.

De llegar, no lo haré olvidando la experiencia, sino con suficiencia y tal cordura, para agradecer a Dios su amor y deferencia, por este humilde servidor a pesar de haber fallado.

Nada podría impedir que la alegría que me da la voluntad que yo dispongo, se esfume ante los retos de la vida, pues tu voluntad reina en ella como un precepto y la hago mía sin poner excusa ni pretexto, y mis viajes del presente al pasado, son para mí el legado, para no olvidar que por tu hijo, fui salvado del pecado.

De llegar, no llegaré sólo a la otra orilla, has por ello hermano tu equipaje, cuida de que sea ligero, que no resulte ser pesado por las penas y amarguras del pasado, para que puedas viajar parado y no esperes ir sentado, porque pueden pensar que de la vida estás cansado y te puedan bajar del tren cuando a tu destino no has llegado.

Nada podrá evitar que disfrutemos de la vida, ni el sombrío virus que en mala hora a nosotros ha llegado, ni el encierro voluntario programado, ni lo que parece estar amenazando el futuro, y nos tiene de rodillas, que si habría que arrodillarnos, sería ante el único Dios que por nosotros dio su vida, porque él es todo amor, y ante nuestros ruegos, romperá el conjuro de los que creen tener más poder que el Señor que nos dio la vida.

De llegar, llegaremos todos los que tenemos fe en que pronto terminará este fatídico y nocivo capítulo del libro de la vida, pues el espíritu puro con el que Dios nos ha dotado, es el mejor escudo, para protegernos del mal que nos quiere llevar al lado oscuro.

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