México se encuentra entre las 15 economías más grandes del mundo y en América Latina solo está por detrás de Brasil. Su mayor socio comercial (Estados Unidos), es destino del 80% de sus exportaciones, lo que indica una clara dependencia comercial con nuestro vecino del norte. El FMI ha proyectado un crecimiento del PIB para México de 4,5% para 2021 y 2,5% para 2022 lo que representa una proyección realista de la economía nacional. Tomando en cuenta que el PIB en 2020 se contrajo alrededor de 8,5%, el crecimiento del año en turno y el próximo año no bastarán para tener el tamaño de la economía que teníamos en 2019.

En días pasados cuando se publicó el PEF 2022 se logró observar que las prioridades del gobierno siguen siendo los programas sociales, nuevos fondos para apoyar a PEMEX y grandes proyectos de infraestructura insignia del actual gobierno. La relación de la deuda al PIB de México aumentó a 60,5% en 2020, y se prevé que seguirá estable los próximos años. La tasa de desempleo de México subió a 5,2% en 2020, sobre todo debido al impacto económico negativo de la pandemia de COVID-19, y se prevé que crezca ligeramente a un 5,8% para finales del 2021.
La economía de México está diversificada, incluyendo industrias de alta tecnología, producción de petróleo, explotación de minerales y manufactura. Según los últimos datos del Banco Mundial, la agricultura representó el 3,38% del PIB de México en 2019, y empleó a 12,4% de la población activa del país en 2020. La industria emplea al 26,1% de la fuerza laboral y representa casi el 30.88% del PIB, según el Banco Mundial. México se encuentra entre los principales productores mundiales de muchos minerales, incluyendo plata, fluorita, zinc y mercurio. Además, las reservas de petróleo y gas son una de las posesiones más preciadas del país. El sector de servicios constituye el 59,87% del PIB y emplea al 61, 37% de la fuerza laboral. Los sectores de alta tecnología, información y desarrollo de software están experimentando un verdadero auge, impulsado por la calidad de la fuerza laboral, los clúster y los bajos costos operativos que favorecen la creación de centros de llamadas.

Al asumir como presidente en diciembre de 2018, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) rompió la hegemonía entre dos partidos que duró por décadas, y capitalizó el descontento social. El gobierno de López Obrador declaró que las reformas económicas son su prioridad, incluyendo reformas en la legislación en los sectores de la energía, finanzas, impuestos y telecomunicaciones; junto con el objetivo general de lograr una distribución de ingresos más igualitaria.