Alfredo Vladimir Bonfil Pinto nació en Querétaro el 28 de noviembre de 1936, y murió en un accidente aéreo frente al Puerto de Veracruz el 28 de enero de 1973 bajo circunstancias que se mantuvieron siempre bajo la sospecha de no haber sido solamente un mero “accidente”.
Fue un político y líder campesino fundamental, y pieza clave del agrarismo mexicano. Militó en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y fue líder de la Confederación Nacional Campesina (CNC). Mi padre dice que, de no haber muerto prematuramente, la historia de México hubiera sido distinta dado el arrastre tan poderoso que tuvo dentro del movimiento campesino.
Hay que recordar que el PRI fue una matriz organizadora del sistema político mexicano del siglo XX, en función de la coordinación de los grandes sectores sociales del México surgido de la Revolución mexicana, que se desdobló en tres momentos fundamentales. Siendo el primero de ellos, el Partido Nacional Revolucionario (PNR) de 1929, creado por Calles como el gran pacto político de los generales de la revolución, como resultado del asesinato de Álvaro Obregón en el restaurante La Bombilla, que hoy es un parque, ubicado al sur de la Ciudad de México y dónde se encuentra un monumento en memoria del General y Presidente, para ponerse de acuerdo en dejar las armas y pasar a las instituciones en lo concerniente a la lucha por el poder presidencial. El asesinato de Luis Donaldo Colosio supuso la ruptura de ese pacto histórico, pues se volvió a las armas (Lomas Taurinas fue el Parque de La Bombilla de Colosio) para dirimir una disputa por el poder político.
Un segundo momento fue el del Partido de la Revolución Mexicana (PRM) de 1938 y de creación cardenista, cuando sobre la base militar del PNR quedaron incorporados orgánicamente los tres sectores principales de la sociedad: el obrero (CTM), el campesino (CNC) y el popular (CNOP). Fue un pacto social y popular que luego fue teniendo diversas resquebrajaduras: la huelga ferrocarrilera de 1959, el asesinato de Rubén Jaramillo en 1962 (que es cuando, según el profesor Rodolfo Lara Lagunas, concluye en realidad la Revolución mexicana), el movimiento estudiantil de 1968, el asesinato de Carlos A. Madrazo en 1969, la muerte misteriosa de Alfredo V. Bonfil en 1973, efectivamente.
El tercer momento orgánico fue el de la transformación, en 1946, del PRM en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) a instancias de Miguel Alemán y a la vista del desarrollo del capitalismo nacional y de la correspondiente burguesía dominante que tan bien habría de quedar reflejada narrativamente por Carlos Fuentes en La región más transparente (1958), y que podríamos caracterizar como el pacto del régimen con el capitalismo y la burguesía nacionales, que quedaría roto, correspondientemente, con la nacionalización de la banca por José López Portillo en 1982.
Alfredo V. Bonfil se desempeñó entonces como factor clave dentro de uno de los sectores históricos del PRI: el campesino, habiendo llegado a ser electo secretario general de la Confederación Nacional Campesina en 1970, en sucesión del hoy diputado don Augusto Gómez Villanueva.
Mi padre considera que Bonfil fue el mejor líder que ha tenido en toda su historia la CNC al lado de sus fundadores Graciano Sánchez (de San Luis Potosí) y Úrsulo Galván (de Veracruz), que son al movimiento campesino de México lo que Lombardo al movimiento obrero.
De hecho, Galván estuvo en Tamaulipas. Mi abuelo Juan Báez Guerra era muy joven, y solía decir que se sentía muy orgulloso de haberle cargado el morral. Un hijo de Úrsulo, Ferrer Galván, fue Secretario General de la CNC con Ruiz Cortínez, y Juan Báez Guerra fue Secretario de Finanzas.
Recuerdo una anécdota de Marte R. Gómez que me contó también mi padre, en la que dijo que la Liga Agraria de Tamaulipas había sabido ser un bastión del agrarismo nacional “con el poder, sin el poder y contra el poder… y contra el poder, sólo Juan Báez Guerra”, siendo esto último una referencia a que fines de la década de los 40, mi abuelo plantó resistencia y venció al general Raúl Gárate, que lo quiso mover de la Liga en Tamaulipas en el contexto de una crisis derivada del asesinato en Victoria de un periodista de Tampico merced a lo cual hubo desaparición de poderes en el estado.
Cuando fallece Alfredo, Augusto Gómez Villanueva y los líderes de la CNC proponen a Juan Báez Guerra para que él, a su vez, propusiera al sustituto de Bonfil dada la cercanía y amistad que habían tenido, así como por su probada autoridad moral. El sucesor terminó siendo Celestino Salcedo, proveniente de las bases del movimiento campesino.
El año pasado se cumplió medio siglo de la muerte de Alfredo V. Bonfil, un hombre de izquierda hasta en el nombre, pues la V. es por el único Vladimir que ha quedado registrado en la historia de los movimientos revolucionarios: Lenin.
Bonfil es un eslabón imprescindible para comprender el proceso de desarrollo histórico de las distintas generaciones de izquierda política mexicanas vertebradoras de la dialéctica política del siglo XX: la de la revolución nacional-popular y la socialista, que durante el último tramo de ese siglo y principios del XXI terminarían fusionándose en la izquierda de la revolución democrática y la regeneración nacional.
* La autora Secretaria General de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión