Alégrense por la vida y por la luz que ilumina sus días, alégrense por cada mañana, porque es un obsequio divino de quien les regaló el tiempo para ser y estar en esta tierra bendita, que mucho hemos mancillado por nuestra ignorancia.
Alégrense por la belleza que adorna y nutre nuestro esencial y vital entorno, Él lo ha creado para nosotros, para que vivamos a complacencia, para tener una existencia sin sobresaltos y sin miserias, porque toda la riqueza que existe en la maravillosa naturaleza, ha sido ordenada para ser repartida por igual, para que no exista la pobreza, siempre que se entienda que no es pobre quien no tiene bienes materiales, sino el que no ha sabido administrar los dones que Dios le obsequió.
Alégrense porque Él está aquí, cumpliendo su promesa, recordándonos que acudirá a nuestro llamado cuando nuestro corazón esté alineado en la misma frecuencia que las vibraciones de su amor que nos llagan todos los días, no hay más ciego que el que no quiere ver, ni más sordo que no quiere escuchar.
No tropecemos más por nuestra torpeza, hay un solo camino para llegar a nuestro destino, vivir todos como hermanos y amar como nos enseña el Evangelio de Jesucristo, si acaso hemos perdido el rumbo, toquemos y se nos abrirá, pidámosle nos muestre nuevamente el camino y sigamos caminando hasta llegar a la fuente de agua viva, para saciar nuestra sed de amor.
Mientras escuchaba lo anterior, yo me encontraba en mi trabajo agradeciéndole a Dios la oportunidad de poder servir a mi prójimo, algunas veces como médico del cuerpo, otras como hermano, acompañando en su dolor a los que sufren, a los que se sienten solos y abandonados, a los que teniendo una necesidad que no es subsanada adquiriendo un bien material o tratamiento medicamentoso, buscan la paz de su interior para mantener e incrementar la energía que necesitan para continuar el camino.
Bienaventurados los que buscan sanar y están dispuestos a soltar los sentimientos negativos que disminuyen su sistema inmunológico.
Bienaventurados los que decidieron dejar la ceguera virtual que la aleja de la realidad y los han despojado de su capacidad para pensar por sí mismos.
Bienaventurados los que defienden su dignidad y recuperan su identidad como seres inteligentes y pensantes, los que cultivan un pensamiento crítico y defienden los derechos universales.
Bienaventurados los que aman a su familia y le procuran un bienestar con su esfuerzo y trabajo, los que aman a su patria y mantienen intacto los valores como la honestidad, la justicia y la libertad.
Alégrense Él está aquí.
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