La participación de la iniciativa privada en el sistema de agua potable y alcantarillado es un modelo que funciona en ciudades del país y en las más grandes del mundo, vía concesión. Así, todo recurso natural no es propiedad del concesionario, sino los derechos de uso y administración de la infraestructura con la cual se otorga el servicio. Con el Estado o los gobiernos, el servicio siempre tiene costo.

La Ciudad de México concesionó a la empresa privada el servicio de agua 2004-21. Desde 2004, la Sedema del gobierno de López firmó contrato con Servicios de Agua Potable, bajo promesa de que todos los servicios se ofrecieran bajo la marca Sacmex. El contratista para el servicio de agua que mantuvo la concesión hasta mediados del gobierno de Sheinbaum fue la trasnacional Veolia, que se convirtió en Veolia Agua Ciudad de México, con operación en 60 países, una de los dos más grandes concesionarios global. Veolia tiene presencia en 31 estados del país, con 22 proyectos en agua y residuos y atiende a más de 500 industrias.

La privatización real o supuesta son concesiones que otorga la Comisión Nacional del Agua para el uso del líquido. Se trata de 3 mil 304 empresas, personas físicas y asociaciones civiles de distintas actividades productivas que tienen el uso de 13 mil 208 millones de metros cúbicos de agua al año. Acceso y manejo del líquido es tema central para el país que exige soluciones reales e inversión, pública o privada.

Nuestras casas son testigo de la terrible falta de agua azota al país, aunque somos los consumidores directos que menos participan de su uso, por supuesto, todo tipo de su uso se relaciona con nosotros, consumidores finales. Por décadas, se abría la llave y el agua brotaba sin problema, hoy es diferente.

En el mundo, la industria utiliza 22%, consumo personal 8% y agricultura 70% (ONU) En México, agricultura 70%, industria e hidroeléctricas, 14%, uso doméstico10% (Comisión Nacional del Agua) La industria química representa 25%, aunque dispone de sistemas de recuperación para reutilizar. La industria de bebidas incorpora el agua en su producto. Producción y transformación de metal, 13%. Industria mineral 7%.  La de combustión 5% a fin de producir materias primas y vapor para función de calderas y turbinas.

Cada mexicano desperdicia 250 litros de agua al día debido a malos hábitos y fugas. Incluye duchas prolongadas, lavado excesivo de automóviles y la que se va por el desagüe mientras se lavan platos, dientes, etc. He aquí una enorme área para cuidar la escasa agua disponible en nuestra entidad, cada vez más sedienta.