“Leyes hay, lo que falta es justicia”…

Ernesto Mallo

La mayoría lo considera un hecho, algunos una sólida posibilidad y otros, por fortuna los menos, aún tienen dudas sobre –como se dice coloquialmente– haya un final feliz.

Me refiero a la definición sobre el proceso judicial que pesa sobre el ex gobernador Eugenio Hernández Flores, caso en el cual me incluyo entre quienes esperan la pronta liberación del ex gobernador. No niego que una de las causas es el aprecio personal, pero en primer lugar, fundamentalmente, porque sería un acto de justicia y la conclusión de una persecusión brutal de la anterior administración estatal que aún en sus estertores trató de hacer lo mismo con alcaldes y candidatos por ella malqueridos.

¿Por qué esperar la salida de Eugenio?

Los mismos abogados defensores dieron la respuesta indirecta: Porque el Poder Judicial del Estado tiene amarradas las manos en este juicio y aún cuando en el mando del mismo ya hay un relevo, éste no parece confiable por sus nexos cercanos con Francisco García Cabeza de Vaca.

Tan es evidente este escenario, que el Colegio de Abogados de Victoria, en voz de su presidente Luis Torre Aliyán, deslegitima la autoridad moral y profesional del nuevo presidente y de una parte de los magistrados.

En este escenario, la confianza de los juristas defensores de Eugenio se deposita en una instancia. “El caso está en manos de las autoridades federales”, dijeron.

Sin embargo y para cerrar el tema, coincido con los abogados capitalinos en su falta de confianza hacia los magistrados estatales, en donde pervive precisamente quien como Fiscal Anticorrupción cabecista consignó a Eugenio Hernández: Javier Castro Ormaechea, instrucción por cuyo cumplimiento fue premiado en el STJE.

Este integrante del Tribunal, rechazado –dicen– hasta en su propio hábitat judicial, arrastra una mala fama profesional desde que era abogado litigante, a diferencia de su señor padre, quien ya retirado es reconocido como un excelente jurista.

¿Quién puede confiar en esos personajes?

Los abogados victorenses, no, por lo visto…

EDUCAR FUERA DE AULAS

Impartir educación no es una tarea que deba limitarse a las aulas. Fuera de ellas también es posible que se pueda instruir y formar valores dentro de una comunidad, no importa las edades de sus destinatarios.

Esta es la percepciòn que posee, se advierte, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, que sin alejarse de materias y técnicas pedagógicas se vincula con la sociedad para aportar en la solución de problemas que en apariencia no tienen que ver con el entorno académico.

Un ejemplo es el ciclo de conferencias y talleres sobre temas sobre la manifestación de la violencia y el suicidio, organizado por docentes e investigadores de la UAT en el Día Mundial de la Salud Mental que se conmemoró el pasado 10 de octubre.

La temática no es para nada trivial. Aborda la importancia de impulsar como prioridad no sólo estatal o nacional, sino dentro de un escenario mundial, a la salud mental en situaciones tan dramáticas como la posibilidad de perder la vida.

Las actividades se impartieron a estudiantes de la Licenciatura en Psicología, pero el efecto de estas actividades impacta en toda la sociedad. Bien por esa vinculación universitaria…

JUSTO RECONOCIMIENTO

Es injusto en mi percepción que se pretenda desprestigiar la tarea de Protección Civil del Estado, como algunos han querido hacerlo al señalar que el actual gobierno “ya los puso a trabajar”.

En medio del lodazal que fue el gobierno de Cabeza de Vaca, el área es de las poquísimas que desquitó el sueldo de sus integrantes. Incendios forestales, tormentas, inundaciones, prevención de accidentes, rescates humanos en emergencias y otras acciones fueron cumplidas sin excepciones por ese departamento.

No conozco en forma personal a su Director, Pedro Granados, pero sí su trabajo. Como muchos tamaulipecos lo vi siempre en donde debería estar.

No es un aplauso, porque era y no sé si aún es su responsabilidad y obligación. Es sólo un reconocimiento modesto a su labor…

Twitter: @LABERINTOS_HOY