En memoria de Alex Colín funcionario público, por más de 20 años, de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.

 

Consciente del interés de tantos jóvenes por ingresar al servicio público (según la ANUIES, casi medio millón de personas estudian licenciaturas afines a la administración pública en México, para el ciclo 2021-2022) pero también de la necesidad imperante por profesionalizar los cuadros de funcionarios públicos (tarea pendiente en México, pero que países como USA, España o Brasil han logrado un avance significativo), es que dedico esta columna a todas aquellas personas que pronto formarán parte de los equipos que gobernarán los 6 estados donde hubo elecciones recientemente, y en especial, a mis paisanos tamaulipecos.

He aquí 3 consejos que, desde mi experiencia de poco más de 20 años como funcionaria pública, considero básicos pero indispensables para lograr una gestión eficiente, efectiva, honesta y en beneficio de la población a la que sirven, los cuales complementaré con frases de Marco Aurelio, el emperador filósofo (estoico), quién tuvo una magnífica gestión pública.

Vocación. Habría que empezar por decir que es condición absolutamente necesaria pero no suficiente. Si usted tiene más interés en hacer dinero que en servir, el sector público no es para usted, no pierda el tiempo, decídase por la Iniciativa Privada, pues en el sector público su sueldo mensual neto nunca será de más de $100mil pesos (suficiente para una vida digna), suponiendo que llegara a ocupar una alta posición en la estructura orgánica.  La satisfacción no viene (solamente) de recibir un sueldo quincenal y el aguinaldo anual (no hay bonos, ni prestaciones, ni posibilidad de tener un segundo trabajo), sino de identificar problemas públicos, plantear soluciones viables y ejecutarlas de manera eficiente y eficaz, logrando un alto impacto en beneficio de la población.  Su actitud debe ser precisamente de llegar a ver qué y cómo resuelve, no a ver qué negocio hace. Se trata de servir al pueblo, no de servirse de él. Hace casi 2 mil años Marco Aurelio escribió: “Un hombre noble se compara y estima a sí mismo por una idea que es superior a él; un hombre mezquino, por una inferior a sí mismo. El primero produce aspiración; el otro ambición, que es a lo que un hombre vulgar aspira”.

Formación.  Si usted tiene vocación, ¡qué bien! Pero no basta, hay que formarse (en mente y espíritu), estudiar, leer, prepararse para dar lo mejor de sí a la ciudadanía que eso es precisamente lo que espera: lo mejor de usted, en tanto funcionario público. Le sugiero, primero que nada, cultivar su espíritu con las 4 virtudes estoicas (justicia, templanza, valentía y sabiduría, sobre lo que abundaré en un segundo artículo) para salir a trabajar cada mañana con una actitud generosa (en términos de amabilidad, paciencia y humildad); la prepotencia y el “charolazo” ya están muy pasados de moda, es de pésimo gusto andar con camionetotas, séquito de colaboradores complacientes y actitud todopoderosa.  El funcionario público debe ser sencillo y de bajo perfil, su poder debe residir en el conocimiento de sus temas, en su capacidad de resolver y en su liderazgo para lograr consensos.  Por ello, al margen de sus estudios de licenciatura y/o postgrado, le sugiero estudiar políticas públicas, pues prácticamente todos los problemas públicos ya han sido estudiados y atendidos en algún lugar de nuestro planeta, por lo que dicha disciplina le servirá de guía; pero estudie también a la comunidad que desea ayudar, no resuelva solo desde el escritorio, no crea que lo sabe todo, pues ese es el camino seguro al fracaso.

Por lo tanto, para evitar ocurrencias e invenciones de hilo negro, nada mejor que leer, estudiar y preguntar a quienes podrían conocer la materia en cuestión. Haga primero un buen diagnóstico para entonces plantear la solución óptima.  Idealmente, un buen funcionario público debería también tener nociones básicas de historia (universal y de México), economía y filosofía; pues todas esas disciplinas le dan contexto a su visión y enriquecen su criterio para resolver problemas públicos. Marco Aurelio escribió: “Si alguien es capaz de mostrarme que lo que pienso o hago no es correcto, cambiaré con gusto, puesto que busco la verdad y nunca nadie ha sido herido por la verdad. La persona que se estanca en la ignorancia es la que sale herida”.  Reconozca sus errores, cambie de ruta antes de que sea demasiado tarde.

Cualidades.  Aquellas de los paquidermos me parecen las más acertadas para un funcionario público: Ojos y orejas grandes para observar y escuchar muy bien todo y a todos, pero boca chiquita para ser discreto.  Pies fuertes y bien plantados, para no marearse, para andar seguro y con cadencia por el arduo camino de la vida pública, que requiere paciencia y tenacidad, pues las cosas no salen pronto ni a la primera. Forme equipo y sea leal, así como los elefantes viven en familia para cuidarse y avanzar a través del inhóspito terreno de la naturaleza, así el funcionario público debe encontrar aliados y lealtades, pues sólo así se avanza más rápido en la solución de problemas, “sobrevivir” solo en el sector público es prácticamente imposible.  Piel gruesa para no dejarse afectar fácilmente, de envidias y malas intenciones están plagados todos los ambientes laborales (no sólo el sector público) y hay que aprender a sortearlas. No se tome las cosas personales, “viaje ligero”, observe sus emociones, tome distancia, no se deje avasallar por ellas.  Tome consciencia de los tiempos ideales para actuar: Escúchelo todo, hable sólo lo necesario y en el momento oportuno.  Hágase responsable de cada uno de sus actos y lea a los estoicos. Marco Aurelio escribió: “Todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos es una perspectiva, no la verdad”.

Todo lo anterior podría resumirse en dos frases de Marco Aurelio que se explican por sí mismas: “La primera regla es mantener el espíritu en calma. La segunda es ver las cosas frente a frente y saber qué son.” Si usted mantiene la calma, entonces estará “tranquilo a la vez que resuelto, alegre a la par que consistente, es así el hombre que en todo sigue la razón”.

¡Enhorabuena a todas aquellas personas que pronto iniciarán labores en los gobiernos estatales que recién tuvieron elecciones! Suerte y éxito, y, como dicen los franceses, “Bon courage!” (Que aunque se traduce como “buena suerte”, el significado literal sería ¡Ten valor o se valiente!), pues el camino es arduo pero no hay nada más gratificante que la satisfacción del deber cumplido en el servicio público.

*La autora es Secretaria General de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión