Cuando un amplio sector del comercio se preparaba para tomar un poco de oxígeno con el “Buen Fin”, este se ve amenazado ante la instrucción de las autoridades de apremiar medidas de protección, incluso dar pasos atrás en algunos municipios como medida de hacer frente a la ola intensa de COVID 19. La semana anterior ya nos había advertido la Secretaría de Salud que la pandemia no sólo está muy lejos de terminar, sino que además tenemos encima una segunda ola de COVID 19 cuyos números en casos nuevos y decesos van en incremento.

El COVID 19 llegó para quedarse y tenemos que convivir con él. Tenemos el ejemplo de España y Francia que tienen un rebote, porque dejaron totalmente el confinamiento y sobre todo las reglas de protección.

Tampoco podemos refugiarnos totalmente en casa de manera permanente, no es saludable ni física, ni mentalmente, también reclama nuestra presencia el sostenimiento de la economía, lo cual es importante desde el punto de vista social para frenar la ola delictiva de asaltos, incluso de robos con violencia que se está dando en diferentes ciudades y estados del país, y que puede incrementarse por la falta de oportunidades de empleo.

Ante este panorama, los empresarios de diferentes giros comerciales y particularmente los de la industria restaurantera de Tamaulipas, organizados en la CANIRAC (Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados), manifiestan preocupación porque consideran ya no poder hacer frente a un eventual cierre o disminución de la cobertura como la tuvieron en etapas anteriores.

Nadie quiere el cierre de negocios o disminución de actividades productivas, incluyendo el Gobierno de Tamaulipas, que conoce los efectos que esto provoca en la economía y en comportamientos psicosociales ya mencionados, y que tienen su origen en la desesperación del desempleo y falta de recursos, por eso el llamado a cuidarnos, a salir a trabajar pero protegidos y protegiendo a los demás.

Por otra parte, los negocios tienen un repunte económico cíclico, fechas especiales en las que logran mayores ventas, fue el caso del Día del niño o del Día de las Madres. Ahora es el caso del Día de Muertos, cuando las restricciones en los rituales que la tradición ha cultivado, no podrán efectuarse en todo su esplendor en los cementerios; incluso hubo suspensión de viajes que usualmente se realizan para visitar los sepulcros de familiares en otras poblaciones. Queda la opción de los altares en los domicilios particulares que también requieren generarán compras de flores, veladoras, frutas y ornatos.

La circunstancia es que todos los sectores están afectados en su economía y diciembre es la gran esperanza para la reactivación económica, esto en medio de la advertencia de que con el otoño y el invierno la presencia del COVID perdure aún más porque el coronavirus será más resistente. Con el agregado de que es la temporada del dengue y la influenza.

RESTAURANTES EN EL FILO DE LA NAVAJA

Las declaraciones de la CANIRAC en diferentes puntos de la geografía tamaulipeca, tras una reunión estatal virtual, son en el sentido de que ellos en sus restaurantes cumplen con todas las medidas de higiene recomendadas, pero advierten que regresar al cierre total los puede llevar a la quiebra.

Efectivamente el comercio establecido, incluyendo hoteles y restaurantes, y demás comercios se apegan a los lineamientos. Desafortunadamente es el consumidor el que no se apega a las medidas de sana distancia, sigue celebrando o asistiendo a fiestas o a lugares públicos donde hay concentración de personas.

Los propietarios organizados en la CANIRAC están de acuerdo en que se sancione a los restaurantes que no respeten las indicaciones de seguridad, incluso con el cierre, porque no tienen que pagar “justos por pecadores”.

pero en el caso del ciudadano común, todo depende de su buena voluntad, de que colabore apegándose a las indicaciones tan sencillas y conocidas por todos de distancia y aseo.
Es el usuario de los servicios el que reta al coronavirus acudiendo a fiestas donde tras el consumo de bebidas espirituosas no guardan la sana distancia.

Todo o casi todo se puede hacer, pero hay que tener cuidado como lo hace y con quien se reúne. El baile entre parejas que son matrimonio o viven en la misma casa no está vedado. Tampoco hay mayor riesgo en la familia con domicilio común que decide ir a comer a un restaurante.

Debemos actuar con responsabilidad, cuidarnos y usar el cubre-bocas o la máscara por respeto a quienes nos rodean, practicar la sana distancia y aprender a vivir en esta realidad, de esto depende en gran parte la reactivación económica, y que no aumente la pobreza en nuestro entorno con efectos psicosociales, que serían tan graves como la enfermedad.