Nuestro deporte demostró una vez más su grandeza este pasado sábado 13 de septiembre en la magna cartelera montada en el estadio Allegiant, en Las Vegas.
Es la primera promoción organizada por el grupo que promueve la UFC, WWE y otras ligas de diversos deportes. Hubo una gran cantidad de circunstancias que hicieron que fuera un evento complejo, por decirlo así, pero he decidido no manchar esta columna con negativismo y mejor opto por destacar la importancia de lo mucho positivo que sucedió.
Saúl “Canelo” Álvarez perdió por decisión unánime ante el norteamericano Terence Crawford en una gran pelea entre dos de los mejores peleadores del mundo, y Canelo demostró su humildad al reconocer su derrota con clase.
Esta pelea cumplió con las expectativas que los grandes eventos generan ante los aficionados. El estadio Allegiant tuvo un lleno total y se impuso el récord de asistencia con más de 70 mil personas; se vivió un ambiente espectacular y es necesario destacar que el aficionado mexicano se portó de manera ejemplar: aun cuando perdió su compatriota, alabaron la actuación de Crawford y se sintió un nivel de satisfacción general al haber atestiguado una de las grandes peleas.
Había pasado mucho tiempo sin que se sintiera el glamour que se vivió este sábado; mi mente me llevó a la época de Don King y Mike Tyson, esas funciones de boxeo en las que se veían a todas las estrellas de Hollywood, atletas legendarios de otros deportes y las máximas figuras del boxeo y de la sociedad. Sí, ahí estaban Tyson, Holyfield, Lennox Lewis, Tommy Hearns y una enorme cantidad de campeones del pasado y el presente; Michael J. Fox con todo y su párkinson; la guapísima Charlize Theron; Sofía Vergara; Mark Wahlberg; Michael Strahan; Marc Anthony; Magic Johnson… En fin, llenaría esta página y muchas más si mencionara todas las personalidades que se dieron cita para engalanar esta inolvidable noche de boxeo.
¿Que el boxeo está muerto? Una vez más se demostró la grandeza de nuestro deporte, y esto se debe a que no existe ningún otro que pueda generar las emociones que este, por su naturaleza, da. Aquí no hay un script a seguir, no hay el salvajismo grotesco que emociona a un sector de aficionados. El boxeo es puro, tiene clase, es de estrategia, ejecución y alta concentración y velocidad.
Terence Crawford fue el mejor hombre el sábado y, con este triunfo, se convirtió en el primer peleador en ser campeón indiscutido en tres divisiones diferentes. Ha conquistado los campeonatos WBC, WBO, IBF y WBA en peso superligero, wélter y ahora supermedio.
El momento del anuncio oficial de la decisión fue altamente emotivo: estar ahí, junto a ambos guerreros del ring, mientras Michael Buffer leía las puntuaciones de los jueces, esa pausa que se siente eterna antes de dar a conocer al ganador y la inminente reacción de ambos púgiles. Canelo, con profunda tristeza y sorpresa, mientras que Crawford estalló en llanto de felicidad.
Me tocó el honor de presentar a Crawford, además del cinturón verde del WBC, la obra de arte que fue elaborada por manos tlaxcaltecas y, por primera vez, el anillo Undisputed, elaborado por Jason de Beverly Hills, quien precisamente fabrica los anillos del Super Bowl.
Mientras Crawford regresará a casa a ser recibido como héroe en Omaha, Nebraska, Saúl, el “Canelo”, regresará a casa a repasar, descansar y recapacitar en lo sucedido. No hay ninguna pena en perder, y mucho menos cuando se pierde ante un grande del ring. Sus tres derrotas han sido así: contra Floyd Mayweather, contra Bivol y ahora contra Crawford. El Consejo Mundial de Boxeo, ahora más que nunca, está en la esquina del Canelo.
Ahora Crawford es nuestro campeón y sentimos gran orgullo por él, y vamos a preparar un evento especial para celebrar su gran victoria.
¿Sabías que…? Amanecimos el domingo con la triste noticia del fallecimiento de Ricky Hatton, un peleador inglés respetado y querido por todos. Dios lo tenga en su santa gloria.
Anécdota de hoy….Cuando era niño le pregunté a mi papá a quién le iba en una pelea…
—“Mijito, yo soy el presidente del Consejo Mundial de Boxeo, no tengo favoritos. Sería una terrible traición para uno de los dos que estuviera a favor de su rival”.
Continuó: “Así como siento profunda pena, tristeza y orgullo por el perdedor, al mismo tiempo siento gran felicidad, orgullo y satisfacción por el ganador”.
Así es como desde hace muchos años vivo el boxeo, por más difícil que parezca. Don José nos enseñó con sólidos principios y valores, y es así como la comunidad del boxeo confía en nosotros.