Contrario a lo que dice esta frase, especialistas en comportamiento animal indican que este comportamiento suele ser una señal que normalmente precede o sirve para alertar a su entorno sobre una agresión.

Comúnmente suele venir después de un gruñido en el que, con frecuencia, los perros muestran sus dientes y emiten sonidos de amenaza. Algunos ataques caninos son silenciosos, pero son más comunes aquellos que van precedidos de este aviso, según expertos.

El proverbio generalmente hace referencia a que las amenazas ruidosas no siempre representan un peligro real. La frase en inglés “A barking dog never bites”, está registrada desde el siglo XVI, pero la idea se encuentra en latín escrito en las obras del historiador romano Quintus Curtius, según información del sitio web Oxford Reference.

Según veterinarios, el ladrido canino es merecedor de análisis detallado que no es más que un grito de alerta que prende las alarmas de una manada ya sea humana o animal.