La erupción de un volcán en Tonga ha ocasionado que la Antártida se tiña de rosa hasta seis meses después del evento, los aerosoles de la erupción de enero en Tonga probablemente fueron responsables del cielo rosa en la Antártida.

Los científicos que trabajan en la Antártida han informado sobre este reciente fenómeno al Instituto Nacional del Agua y la Atmósfera de Nueva Zelanda (Niwa) después de darse cuenta de que lo mismo estaba sucediendo en la región más austral del mundo.

Los signos del llamado efecto de resplandor comenzaron a aparecer en Nueva Zelanda en los últimos meses, creados por aerosoles remanentes hechos principalmente de partículas de sulfato. Los expertos creen que las gotas de vapor de agua también contribuyen a los impresionantes tonos que colorean los cielos.

“Por lo general, en pleno invierno, la Antártida está casi continuamente oscura, excepto por un ligero ‘crepúsculo náutico’ alrededor del mediodía, lo que significa que el horizonte es apenas visible en buenas condiciones”, dijo Stuart Shaw, técnico científico de Antarctica New Zealand, tomando varias de estas fotografías recientemente este julio.

Lo cierto es que, de acuerdo con los datos del satélite lidar, un radar láser, hay una gran cantidad de aerosoles sobre la estratósfera de la Antártida que no estaban antes de enero, mes donde sucedió la erupción en Oceanía.

“Los aerosoles estratosféricos pueden circular por el globo durante meses después de una erupción volcánica, dispersando y desviando la luz a medida que el sol se oculta o se eleva por debajo del horizonte, creando un brillo en el cielo con tonos de rosa, azul, púrpura y violetas”, señaló Nava Fedaeff, pronosticador de Niwa.

Los crepúsculos volcánicos se conocen como “resplandores posteriores”, y el color y la intensidad dependen de la cantidad de neblina y nubosidad a lo largo del camino de la luz que llega a la estratosfera, finalizó.