Allá donde mires, veras un smartphone. Esto se ha convertido en una realidad en casi cualquier lugar del mundo debido a todos los usos que se le pueden dar, sin embargo, ¿qué ocurre cuando no llevamos nuestro teléfono encima? A algunos les puede dar igual, mientras que a otros esta situación les produce ansiedad, miedo y malestar entre otras cosas.

Esta sensación de que nos falta algo vital cuando no tenemos o no nos funciona el móvil es denominada como nomofobia, un trastorno que cada vez más personas, sobre todo los jóvenes sufren.

Este término fue acuñado después de una encuesta realizada por la Oficina de Correo de España para evaluar el grado de ansiedad que sufrían las personas cuando no tenían sus smartphones activos porque se lo han dejado en casa, no tienen batería o cobertura, o porque se les ha estropeado o robado.

A pesar de que la nomofobia no está considera como un trastorno de manera oficial, tiene todos los elementos que indican que es una. Esto es porque se genera a partir de una adicción a los dispositivos móviles y la necesidad de estar en constante contacto con el mundo (ya sea por WhatsApp u otras redes sociales).

Rasgos para reconocerlo
El problema es que la nomofobia está mucho más extendida de lo que nosotros pensamos, ya que patrones como mirar constantemente el móvil para ver si tenemos notificaciones, perder horas de sueño por navegar en redes sociales, no ir a sitios donde no hay cobertura o siempre estar buscando un enchufe para no quedarse sin batería, son algunas de las señales de las que se padece este trastorno.

Es más que normal que te veas reflejado en estas actitudes, ya que vivir pegado a un smartphone se ha convertido en algo que todos hacemos y el primer paso (y el más importante) es darse cuenta del apego y comenzar a tratarlo.