Un equipo de científicos estadounidenses ha encontrado pruebas de que el núcleo interno de la Tierra oscila, un hallazgo que contradice los modelos aceptados hasta ahora que sugerían que gira sistemáticamente y a más velocidad que la superficie del planeta.

El estudio, liderado por la University of Southern California (USC) y publicado hoy, 10 de junio de 2022, en ‘Science Advances’, muestra que, según reflejan los datos sísmicos, el núcleo interno cambió de dirección entre 1969 y 1974.

Los científicos afirman que su modelo de movimiento del núcleo interno también explica la variación de la duración del día, que en las últimas décadas ha demostrado que oscila de forma persistente.

“A partir de nuestros hallazgos, podemos ver que la superficie de la Tierra se desplaza con respecto a su núcleo interno”, asegura John E. Vidale, coautor del estudio y profesor de la USC.

“Nuestras últimas observaciones muestran que el núcleo interno giró ligeramente más despacio entre 1969 y 1971 y luego se movió en la otra dirección entre 1971 y 1974. También observamos que la duración del día creció y se redujo, como era de esperar”, concluye.

Aunque es imposible observarlo directamente, en los últimos treinta años, el conocimiento del núcleo interno se ha ampliado enormemente, siempre gracias a mediciones indirectas.

En este tiempo, se ha demostrado que el núcleo -una bola caliente y densa de hierro sólido del tamaño de Plutón- se mueve y cambia.

En 1996, una investigación fue la primera en proponer que el núcleo interno gira más rápido que el resto del planeta -lo que se conoce como superrotación-, aproximadamente 1 grado por año.

Un estudio posterior de Vidale y Wei Wang, basado en datos del Large Aperture Seismic Array (LASA), una instalación de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en Montana, confirmó que el núcleo interno giraba más despacio de lo previsto, unos 0.1 grados por año.

El estudio se basaba en las ondas generadas por las pruebas de bombas nucleares subterráneas soviéticas realizadas entre 1971 y 1974 en el archipiélago ártico de Novaya Zemlya, gracias a una novedosa técnica.

Al aplicar la misma metodología a un par de pruebas atómicas anteriores de la isla de Amchitka, en Alaska (Milrow en 1969 y Cannikin en 1971), los autores descubrieron que el núcleo interno había invertido su dirección, subrotando al menos una décima de grado por año.

Era la primera vez que la conocida oscilación de seis años se confirmaba mediante una observación sismológica directa.

 

“La idea de que el núcleo interno oscila existía, pero la comunidad estaba dividida en cuanto a su viabilidad”, afirma Vidale.

“Lo investigamos esperando ver la misma dirección y velocidad de rotación en el par de pruebas atómicas anteriores, pero en lugar de ello vimos lo contrario. Nos sorprendió bastante ver que se movía en la otra dirección”.

 

Vidale y Wang creen que las investigaciones futuras dependerán de que se encuentren observaciones suficientemente precisas para compararlas con estos resultados, pero será difícil, dado que el LASA de Montana cerró en 1978 y la era de las pruebas atómicas subterráneas de Estados Unidos ha terminado.

Por otro lado, el estudio respalda la hipótesis de que el núcleo interno oscila según las variaciones de la duración del día -más o menos 0,2 segundos en seis años- y de los campos geomagnéticos, que coinciden con la teoría tanto en amplitud como en fase.

 

“El núcleo interno no está fijo: se mueve bajo nuestros pies, y parece ir y venir un par de kilómetros cada seis años”, dice Vidale.

 

Ahora toca averiguar si el núcleo interno se mueve progresivamente o si está mayormente bloqueado en comparación con todo lo demás a largo plazo, explican los autores.