El año pasado presentó a su chatbot Grok, en un intento por alcanzar a OpenIA, compañía que ayudó a crear en 2015, y que revolucionó la industria con su ChatGPT capaz de crear textos e imágenes con comandos escritos.
Años después Musk dejó OpenIA y la semana pasada presentó una denuncia acusando a la empresa de romper su misión fundacional de ser entidad sin fines de lucro que hiciera que la investigación IA esté disponible para todos.
Los inversores en tecnología están cada vez más divididos sobre el desarrollo de la inteligencia artificial y como debe de avanzar.
Empresas como Meta apoyan un sistema de código abierto para que otros puedan acceder al funcionamiento interno de la tecnología para desarrollar nuevos productos.
Por otro lado, Open IA y Google apoyan el sistema de código cerrado para proteger la tecnología de malos actores y ganar dinero para recuperar los altos costos de inversión.
Musk dijo que abandonaría su caso si OpenIA cambiaba su nombre por ClosedIA, es un juego de palabras en inglés entre abierto (open) y cerrado (closed).