Hay muchas conversaciones en torno a las loterías, casinos, casas de apuestas y portales en línea con las mismas funciones. Sin embargo, la tradición de apostar se remonta a tiempos muy antiguos y tiene un origen interesante, ligado a la historia tanto de China como de Grecia.

Antes de confiar decisiones a la suerte o de valorar cuál es la mejor página apuestas deportivas en la que invertir, las generaciones pasadas utilizaban este recurso para determinar la libertad de un hombre, el destino de los territorios, e incluso para desarrollar teorías matemáticas a partir de este paradigma.

En el siglo I, Plinio el Viejo –filósofo romano– escribió la famosa frase “estamos tan a merced de la misericordia del azar, que el azar es nuestro Dios”. En este artículo describiremos otros puntos destacados relacionados con la historia de la apuesta.

Probabilidad de un futuro

La primera apuesta registrada se remonta al año 2.300 a.C., en la antigua China. Se cree que en esta época se lanzaban dados para resolver las disputas sobre grandes extensiones de tierra. La historia se repetía varios años después, en la Grecia que vivía el auge de los juegos olímpicos.

En ese contexto, los griegos empezaron a notar que los espectadores tenían mucho interés en esta nueva actividad, y que había ocasión de cambiar la fortuna de un aficionado con solo un golpe de suerte. Se creía que quienes ganaban estas apuestas estaban siendo bendecidos por los dioses del Olimpo.

Con el pasar del tiempo, estas tradiciones fueron adoptadas por los Romanos, quienes llevaron está práctica más allá y llegaban a apostar, incluso, la libertad de los hombres. En un contexto de esclavitud y permutas, un cambio de suerte podía cambiarles la vida a muchos.

La mirada científica

Cuando la ciencia, la física y las matemáticas evolucionaron, se dejó de creer que las apuestas tenían que ver únicamente con la suerte y se empezó a hablar de la probabilidad aplicada y la estadística.

Es así como, para la época del Renacimiento, se dejó de lado la superstición en los juegos de azar. Los grandes apostadores confiaban en las matemáticas para decidir si participan o no en estas actividades.

Con el transcurrir de los años, esta práctica ya no se utilizaba tanto para las grandes decisiones políticas, económicas o sociales, sino que se fue encajando en un ámbito mucho más deportivo.

En la Gran Bretaña del siglo XVIII iniciaron las carreras de caballos y de galgos, y poco a poco se empezó a convertir en tradición la estimación de los ejemplares que tenían mayor o menor probabilidad de ganar.

Esto sería el origen más claro del tradicional sistema de apuestas deportivas de nuestros días. Para finales del siglo XXI, esta moda ya había llegado a las actividades cotidianas dentro de Estados Unidos, dónde se empezaron a presentar establecimientos dedicados exclusivamente a las apuestas de carreras.

Algunos años después, esta práctica ha logrado mantenerse viva y evolucionar según las necesidades y condiciones de la sociedad. Por ejemplo, antes, las apuestas deportivas se limitaban únicamente a los hipódromos o estadios, pero, gracias internet y al desarrollo de tecnologías móviles, hoy las apuestas en línea son vanguardia.