La reciente implementación de aranceles por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha comenzado a generar repercusiones en diversas industrias, siendo la tecnológica una de las más afectadas.
Según un informe del Wall Street Journal, las nuevas tarifas impuestas a productos provenientes de China podrían elevar significativamente los costos de producción de dispositivos como el iPhone, de la compañía Apple.
Se estima que la fabricación de un iPhone podría enfrentar un aumento de hasta $296 dólares por unidad debido a los componentes y el ensamblaje de los dispositivos que dependen en gran medida de fábricas chinas. Este incremento podría trasladarse al precio final de los dispositivos, con un alza estimada entre el 25% y el 43%, lo que elevaría el costo de modelos como el iPhone 16 Pro Max hasta alcanzar los $2,300 dólares.
Expertos en el sector afirman que trasladar la producción fuera de China, hacia Estados Unidos, implicaría años de trabajo para ajustar la infraestructura y, además, un aumento considerable en los costos laborales. El precio de producción podría subir de los actuales 30 dólares por dispositivo a más de 300 dólares, lo que incrementaría aún más el costo de los productos.
Por lo tanto, Apple se enfrenta al desafío de mantener su rentabilidad sin perder competitividad en un mercado altamente sensible a los precios. La compañía ya ha sentido el impacto en la bolsa de valores, y se prevé que los consumidores tendrán que asumir una parte del costo adicional generado por estas medidas comerciales.
Este panorama pone a Apple en una posición complicada, donde debe equilibrar sus márgenes de beneficio con la necesidad de seguir siendo competitiva en un mercado global cada vez más afectado por las tensiones comerciales.