Las autoridades establecieron una zona de exclusión de 3 a 5 km alrededor del cráter, y aconsejaron a los residentes utilizar máscaras y gafas para las actividades en el exterior.
Su cráter se derrumbó parcialmente en 2018 cuando una gran erupción envió enormes trozos hacia el océano, desencadenando un tsunami que se cobró más de 400 vidas.
Los servicios de rescate informaron de “avalanchas ardientes”, causadas por bloques de lava que se desprendieron de la cumbre durante la erupción y fluyeron hacia la base del volcán