Ver mucho la televisión no solo se asocia con el sedentarismo y, en consecuencia, con mayor riesgo de problemas cardiovasculares. También se vincula a un mayor deterioro cognitivo en edades avanzadas, en especial si cuando se abusa de la televisión es en la mediana edad, entre los 40 y los 50 años. Así lo demuestran hasta tres estudios presentados en la American Heart Association realizados en esta franja de edad.

Son muchos los estudios que han demostrado las virtudes del ejercicio para fortalecer la salud cerebral, pero se han estudiado mucho menos los efectos de comportamientos sedentarios como ver la televisión sobre el cerebro.

El deterioro cognitivo se puede evitar
Cuando hablamos de cognición nos referimos a las capacidad que tenemos para recordar, pensar, razonar, comunicar y resolver problemas.

Con los años, el cerebro envejece y es normal que haya cierto deterioro cognitivo. Un problema que va en aumento en el primer mundo ya que la esperanza de vida es cada vez mayor.
En todo el mundo, se diagnostican cada año más de 7 millones de nuevos casos de demencia. Y para el 2050 se espera que la prevalencia de la demencia aumente en un 116% en los países ricos y en un 264% en los países más pobres.
A día de hoy no hay fármacos para curar la demencia, sin embargo se sabe que casi el 40% de los diagnósticos de demencia en todo el mundo podrían evitarse o retrasarse modificando factores de riesgo como la dieta y el ejercicio.

Reducción de la función cognitiva
¿Hasta qué punto ver demasiada televisión, en especial en la edad madura, aumenta el riesgo de demencia en edades avanzadas?

Para obtener respuestas, investigadores de la Universidad de Columbia preguntaron a un grupo de participantes de un gran estudio sobre arteriosclerosis con qué frecuencia veían la televisión en su tiempo libre (nunca, pocas veces, a veces, a menudo o muy a menudo).

También analizaron el deterioro cognitivo mediante pruebas de memoria, de lenguaje o de velocidad de pensamiento. Cruzaron los datos y las conclusiones fueron las siguientes:

En comparación con las personas que veían muy poco o nunca la televisión; los que la veían de forma moderada, a menudo o muy a menudo tenían una disminución de la función cognitiva del 6,9% en un plazo de 15 años.
Menos materia gris
Otra investigación de la Universidad de Alabama preguntó también a los participantes de un gran estudio neurocognitivo con qué frecuencia veían la televisión.

Los investigadores midieron la cantidad de materia gris de los participantes mediante escáneres cerebrales.

Recordemos que la materia gris es el tejido más oscuro del cerebro y la médula espinal, y está involucrada en el control muscular, la visión y la audición, la toma de decisiones y otras funciones importantes del cerebro.
Cuanto mayor sea el volumen de la materia gris cerebral de una persona, mejores suelen ser sus habilidades cognitivas.
Pues bien, al analizar los resultados, los investigadores de la Universidad de Alabama comprobaron lo siguiente:

Las personas que aseguraron que veían la televisión de forma moderada, a menudo o muy a menudo tenían un menor volumen de materia gris una década después, lo que es una señal de mayor atrofia o deterioro cerebral.
El tercer estudio presentado en la American Heart Association, realizado por la Universidad Johns Hopkins, encontró también una relación entre ver la televisión y el volumen de materia gris en el cerebro:

En concreto, la investigación concluyó que una hora más dedicada a ver la televisión se asoció con una reducción de un 0,5% de materia gris.
No todas las actividades sedentarias son iguales
Queda claro que el comportamiento sedentario que se asocia a ver la televisión acelera el deterioro cognitivo y aumenta el riesgo de demencia en edades avanzadas. Y es que no todas las actividades sedentarias son iguales.

“Las actividades sedentarias no estimulantes, como ver la televisión, están vinculadas a un mayor riesgo de desarrollar el deterioro cognitivo, mientras que las actividades cognitivamente estimulantes como la lectura, los juegos de mesa o de ordenador están asociados con una cognición mantenida y una menor probabilidad de demencia”, señala Ryan Dougherty, autor del estudio de la Universidad Johns Hopkins.