La tos alérgica puede producirse cuando la persona entra en contacto con una sustancia (alérgeno) que desencadena dicha reacción. Esto varía en cada caso y podría ser el polvo, los ácaros, los pelos de animales, el polen, el humo, la humedad o el moho.
A veces se acompaña de otros síntomas, como goteo posterior nasal, estornudos y lagrimeo. El tratamiento incluye el uso de antihistamínicos, aunque también se pueden aplicar algunos remedios caseros, siempre que el médico lo autorice.
Si bien no suele ser grave, es importante acudir a consulta con un profesional de la salud, sobre todo cuando ya se tienen antecedentes de tos alérgica.
¿Qué es la tos alérgica?
La tos se presenta cuando hay estimulación de unas terminaciones neuronales en el sistema nervioso central y periférico, así como en el músculo liso bronquial. Puede ser una respuesta a estímulos irritantes, inflamatorios o mecánicos.
En general, constituye un mecanismo de defensa ante agentes que deben ser expulsados de las vías respiratorias. Para ello, los pulmones concentran cierta cantidad de aire que expelen hacia el exterior en un espasmo.
Si bien se le asocia a menudo con resfriados y otras afecciones de las vías respiratorias, como asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), también existe la tos alérgica como tal, aislada. Es la que ocurre al entrar en contacto con sustancias de diverso tipo (alérgenos), desde polvo y humo hasta polen, moho y pelo de animales.
Principales síntomas
La tos alérgica tiene unas características particulares que permiten identificarla, diferenciándola de la que es producida por el resfriado u otras causas. Es seca, es decir, sin flema.
Aunque hay ocasiones en que se presenta acompañada de secreción nasal o bronquial, produciéndose expectoración y expulsión de dicha flema.
Suele ser muy persistente. Cuando inicia, resulta difícil de calmar. Entonces, sobrevienen accesos que persisten por un espacio de tiempo (varios minutos), durante los cuales la persona parece ahogarse en la tos.
Puede ocurrir varias veces al día, sobre todo en presencia del alérgeno, aunque en la noche suele intensificarse. Esto se debe a que, al estar en la postura decúbito supino, el goteo posterior nasal se incrementa y se estimula el reflejo de tos alérgica.
No siempre se presentan otros síntomas de alergia respiratoria, como rinorrea y estornudos. Aunque no es extraño que las personas con rinitis o sinusitis tengan episodios de tos alérgica.
Posibles causas de la tos alérgica
Tal como se mencionó, la tos alérgica se presenta cuando la persona entra en contacto con una sustancia que para ella es un alérgeno. Veamos cuáles son los principales agentes que desencadenan esta reacción:
Polvo doméstico cuando se hace limpieza.
Polen de las plantas, que se intensifica en primavera.
Hongos y moho, sobre todo cuando hay altos niveles de humedad.
Pelos y caspa de animales (perros, gatos, roedores).
Plumas de aves (sobre todo los pájaros que están en jaulas).
Perfumes fuertes.
Cloro de las piscinas o para la limpieza.
Desinfectantes, detergentes y otros productos de uso doméstico.
Aparatos de aire acondicionado (filtros sucios con polvo y moho).
Humo del cigarrillo o producto de la quema (chimeneas, barbacoas).
Polvo proveniente de la construcción y de otras actividades industriales.
Contaminación ambiental en general.
Se considera que las personas con antecedentes familiares tienen mayor probabilidad de desarrollar la tos alérgica.
Tratamiento de la tos alérgica
Lo principal es identificar la causa, es decir, cuál es el posible alérgeno que la provoca, con miras a evitar otros episodios. En este sentido, es importante acudir a un alergólogo o a un neumólogo, tanto para realizar un estudio de alergias como para descartar un problema respiratorio de base.
Por otra parte, el médico puede recomendar algunos medicamentos para aliviar los síntomas:
Loratadina: antihistamínico en jarabe o tabletas, para adultos o niños mayores de 2 años.
Dexclorfeniramina: antihistamínico y anticolinérgico; se recomienda para la fiebre del heno o la urticaria.
Clobutinol: supresor de la tos. Se vende combinado con doxilamina, que es un antihistamínico. También se usa para combatir el insomnio.
Dextrometorfano: es otro antitusígeno y antitusivo.
Irrigadores nasales o corticosteroides inhalados.
Otras medidas
Además de los medicamentos antes mencionados, se pueden tomar algunas medidas para aliviar o prevenir la tos alérgica. Entre estas recomendaciones generales se tienen las siguientes:
Beber suficiente agua para mantener hidratadas las mucosas, principalmente la faríngea.
Hacer lavados nasales con solución salina.
No fumar ni estar en contacto con personas que fumen.
Evitar exponerse al humo.
Usar tapabocas o barbijo cuando se hace la limpieza.
Mantener las mascotas alejadas de la habitación.
Usar sábanas, colchones y almohadas hipoalergénicas.
No aplicarse perfumes.
Remedios caseros para la tos alérgica
Siempre que el médico lo autorice, se pueden emplear algunos remedios caseros para combatir o aliviar la tos alérgica:
Jarabe de zanahoria u orégano con miel: tiene propiedades antitusígenas.
Té de hierbabuena o menta: además de que también es antitusígeno, es descongestionante, expectorante y mucolítico.
Jarabe de miel con propóleo: viene preparado o lo puedes hacer en casa, mezclando a partes iguales ambos ingredientes.
Raíz de jengibre: tiene propiedades antiinflamatorias. Se puede tomar en jarabe, masticar un trozo de raíz o preparar en infusión con miel y limón.
Piña: contiene bromelina, con propiedades antiinflamatorias y mucolíticas.
Tomillo: alivia la tos bronquial. Viene en jarabe o se puede preparar en infusión.
¿Cuándo acudir al médico?
La tos alérgica es algo más que una simple molestia. A menudo, afecta la realización de las actividades cotidianas, en el hogar o el trabajo, así como la convivencia afectiva, familiar y social.
Es necesario acudir a un centro médico o consultar con un neumólogo si la tos alérgica persiste por una semana, si empeora o si se presentan síntomas como fiebre, dificultad para respirar, mucosidad espesa y difícil de eliminar o con sangre.
Por otra parte, en las personas con antecedentes de EPOC, asma, bronquitis u otras afecciones respiratorias crónicas, hay que estar muy atentos a estos y otros síntomas, para evitar posibles complicaciones.