Consumir té o café después de comer puede ser muy bueno para la salud. Y es que hablamos de dos bebidas que concentran en su interior una gran cantidad de fitoquímicos con capacidad antioxidante. Estos compuestos ayudan a neutralizar la formación de los radicales libres. Por este motivo, no deben faltar en las pautas de alimentación.
Antes de comenzar hay que comentar que el consumo de café ha generado mucha discusión en la comunidad científica durante años. En un primer momento, se consideró como dañino. Se especulaba con la posibilidad de que incrementase los niveles de tensión arterial, pudiendo también generar daño en el sistema nervioso central. Esta teoría está descartada en la actualidad.
Los antioxidantes del café y del té
El café y el té son dos bebidas que concentran fitoquímicos de calidad en su interior. Estos elementos actúan como antioxidantes, por lo que protegen frente a la formación de los radicales libres. Dicho mecanismo se asocia con una menor incidencia de las patologías crónicas y complejas, tal y como evidencia una investigación publicada en la revista European Journal of Medicinal Chemistry.
Además, controlar la oxidación conseguirá que los procesos de envejecimiento se lleven a cabo de una manera más lenta. Así lo expresa un estudio publicado en BioMed Research International.
Hasta se especula con la posibilidad de suplementar con estos productos, con el objetivo de prevenir los cambios fisiológicos que se experimentan con el paso de los años. Muchos de ellos condicionan la eficiencia del organismo a la hora de ejecutar sus funciones vitales.
Por si esto fuese poco, tanto el café como el té pueden facilitar la digestión posterior a una comida copiosa, lo que conseguiría reducir el número de molestias digestivas. Solo hay que tener cuidado en el caso de que se acerque el momento del sueño; a menos que se elija una variedad sin cafeína.
Asimismo, el café y el té son capaces de estimular la movilización y la oxidación de las grasas. Ayudan a perder peso. Esto se produce por dos mecanismos:
Por una parte, gracias a la cafeína, que varía la utilización de los sustratos energéticos.
Por otro lado, está el efecto de los propios antioxidantes, que incrementan la sensibilidad a la insulina y mejoran el control de los niveles de azúcar en sangre.
Riesgo de mortalidad
Es importante señalar que existen evidencias conforme el consumo de café y té se relaciona de manera inversa con el riesgo de muerte por cualquier causa. Esto estaría provocado por los antioxidantes que aportan, ya que se ha demostrado que el efecto es independiente de que la bebida se consuma con o sin cafeína.
En términos sencillos, podemos decir que el café y el té reducen la mortalidad.
Es clave comentar que el punto de vista de los expertos ha cambiado mucho en los últimos tiempos. La cafeína es un alcaloide que actúa como estimulante dentro del organismo. Mejora la concentración y también el rendimiento deportivo. Sin embargo, provoca un ligero aumento de la tensión arterial, pero lo hace de forma puntual y transitoria.
Durante muchos años se propuso que la ingesta regular de la sustancia resultaría nociva para la salud, aunque en la actualidad la cuestión ha variado. No existe evidencia para demostrar que esto sea así. De hecho, consumir café o té con cafeína se relaciona con una mejor presión sanguínea a mediano plazo.
En algunos casos, la presencia de cafeína en la dieta puede estar desaconsejada. Un ejemplo sería el de las personas que sufren de migraña. También hay que destacar que este elemento dificulta el sueño, lo que puede afectar la capacidad de descanso.
Al mismo tiempo, hablamos de un alcaloide que cuenta con un límite tóxico. A partir de 400 mg consumidos en una sola jornada se vuelve nocivo para la salud.
Tomar café y té después de comer es bueno para la salud
Incluir café y té en la dieta es positivo para el organismo. Consumirlo después de comer puede ser bueno para la digestión, consiguiendo aportar elementos antioxidantes que mantendrán un estado de equilibrio en el medio interno.
Será importante, eso sí, que la dieta esté bien planteada para maximizar el efecto. Han de aparecer con frecuencia alimentos de origen vegetal en ella.
Por último, destacamos que no solo basta con cuidar la dieta para conservar un buen estado de salud. Habrá que promocionar otros hábitos, como la práctica regular de ejercicio físico.