Una distensión muscular, comúnmente llamada tirón muscular, es el desgarro parcial o completo de la unión miotendinosa (zona de transición entre el músculo y el tendón) cuando un músculo se ve sometido a un estiramiento exagerado, dando lugar a la rotura de las fibras musculares.

También pueden resultar afectadas estructuras adyacentes, como los tendones o los vasos sanguíneos, en cuyo caso se producirá un hematoma en la zona dañada.

Estas lesiones son debidas a una sobrecarga dinámica, a menudo acompañada de cambios repentinos de intensidad y posición, que generalmente se debe al esfuerzo excesivo frecuente en deportes de alta intensidad como el baloncesto, fútbol o el atletismo. Se distinguen tres grados distintos de distensión muscular en función del nivel de rotura:

Distensión muscular leve o de grado 1: rotura microscópica de la fibra muscular. El tendón y los vasos sanguíneos contiguos permanecen ilesos.

Distensión muscular moderada o de grado 2: rotura parcial de la fibra muscular y de los ligamentos adyacentes. Se produce un hematoma como resultado de la rotura de los vasos sanguíneos. La movilidad de la zona afectada se ve comprometida.

Distensión muscular grave o de grado 3: rotura completa de la fibra muscular y de los ligamentos con pérdida total o casi total de la función. Se produce un hematoma visible y reacción inflamatoria.

Síntomas

Los síntomas dependen del grado de rotura de la fibra muscular, por ello, vamos a proceder a su clasificación en función del nivel de desgarro:

Grado 1: no hay pérdida de funcionalidad, se mantiene la movilidad completa de la zona lesionada. Se produce una pequeña inflamación acompañada de una ligera molestia, que el paciente puede no identificar hasta el cese de la actividad física que la ha ocasionado o incluso al día siguiente.

Grado 2: la función se ve parcialmente afectada y hay pérdida de la movilidad. Dolor al palpar la zona afectada y presencia de inflamación y hematoma. En este caso el paciente es consciente de la lesión en el mismo momento en el que se produce, teniendo que cesar la actividad física.

Grado 3: pérdida parcial o total de la movilidad en la zona afectada. Hay edema y hematoma, así como una elevada descarga de dolor, que hace notoria la lesión para el paciente de manera inmediata. Se detectan irregularidades en el tejido muscular a la palpación.

Tratamiento

El tratamiento va a depender del tiempo transcurrido desde que se produce la lesión, así como del grado de rotura de la fibra muscular. En todos los casos está indicada la aplicación de calor a medida que va desapareciendo el dolor. Los principales tratamientos que se aplican en cada caso son los siguientes:

Distensión muscular de grado 1

Durante los primeros días se recomienda la aplicación de hielo y compresión de la zona afectada, reposo, elevación y realización de ejercicios isométricos, que somenten al músculo a tensión sin realizar movimiento. Después se realizará actividad física de carácter leve o moderado con el objetivo de volver a la cotidianidad de manera progresiva.

Algunos de las actividades recomendadas incluyen: entrenamiento en piscina, estiramientos suaves o levantamiento de pesas ligeras. No suele ser necesaria la aplicación de fármacos antiinflamatorios, dado que el dolor es leve.

Distensión muscular de grado 2

Al igual que en el caso de la distensión leve, durante los primeros 2-3 días está indicada la aplicación de hielo y compresión de la zona afectada, reposo y elevación. A partir del cuarto día se puede comenzar a hacer ejercicios isométricos, con precaución y cesando la actividad ante la presencia de dolor.

Durante las dos semanas siguientes se recomienda actividad física moderada hasta la recuperación total de la movilidad. Pueden ser necesarios medicamentos para tratar la inflamación y el dolor.

Distensión muscular de grado 3

Durante los primeros días se sigue el mismo protocolo que hemos mencionado anteriormente. Se recomienda reposo total o marcha con muletas dependiendo de la gravedad de la lesión.

Los ejercicios isométricos están indicados a partir de la segunda semana. Posteriormente, se recomienda la incorporación a la actividad física de manera progresiva, hasta la total recuperación, que se producirá en torno a la cuarta semana. Es recomendable el uso de medicamentos antiinflamatorios.