La escuela para padres es un espacio para reflexionar en torno a la educación de los hijos, a partir del intercambio de experiencias y saberes con otros progenitores, educadores y profesionales de diferentes áreas. También es un entorno para desarrollar habilidades de crianza.

Como suele decirse, nadie tiene un “manual de instrucciones” para ser padre o madre. Lo usual es que se eduque a los hijos con base en las pautas de crianza que uno mismo recibió o en la información que logre recabarse. La escuela para padres busca enriquecer ese proceso.

La familia es el entorno en el que el niño se forma y aprende a socializar. De lo que reciba en su hogar va a depender su desarrollo. Una escuela para padres brinda la oportunidad de adquirir conocimientos y destrezas para educar a los niños de una manera más eficaz.

¿Qué es la escuela para padres?

La escuela para padres es un espacio formativo que se crea con la finalidad de ofrecer orientación y apoyo psicosocial y pedagógico a los padres y madres de menores. El propósito es elevar la calidad de la educación que se le ofrece a los hijos.

Este tipo de escuelas comenzaron a inicios del siglo XX y se convirtieron en todo un movimiento. El objetivo general siempre ha sido el de favorecer el desarrollo de las capacidades parentales y de actitudes que propicien relaciones interpersonales sanas.

Así mismo, la escuela para padres fomenta el incremento de las habilidades para la comunicación asertiva, de modo que sea posible establecer una conexión emocional con los niños, sin invadirlos. Lo que los padres encuentran en estos espacios es lo siguiente:

Formación y capacitación.
Actividades asociadas al progreso del niño.
Trabajo en equipo para solucionar dificultades comunes.
Un espacio de diálogo para el intercambio de experiencias.

Importancia de la iniciativa

Los padres suelen tener una idea de la forma en como deben educar a los niños y adolescentes. Lo usual es que la extraigan de su propia experiencia, de opiniones de otros padres o de información consultada.

Sin embargo, es probable que esto no sea suficiente. Por ello, una escuela para padres hace aportes como los siguientes:

Adquirir patrones saludables para la vida en hogar.

Encontrar nuevos métodos para transmitir valores y normas.

Identificar caminos para superar situaciones de necesidad o riesgo social.

Adquirir información sobre aspectos relacionados con una crianza saludable.

Encontrar apoyo para solucionar dificultades asociadas a la educación de los hijos.

Aprender de la experiencia de otros padres en el manejo de situaciones cotidianas.

Desarrollar habilidades que ayuden a potenciar el papel de la familia como agente socializador.

Promover la capacidad para identificar conductas inadecuadas, de modo que se puedan prevenir o modificar.

 

¿Cómo opera?

La escuela para padres no tiene un funcionamiento rígido. Tampoco existe un patrón o método establecido que deba aplicarse.

Por lo general, tiende a ser un foro en el que educadores y profesionales de diferentes áreas aportan información sobre temas específicos, como la crianza saludable o la comunicación en familia. A partir de esto, los padres tienen la oportunidad de resolver dudas o dar a conocer situaciones que les preocupan.

Los padres reciben retroalimentación de los profesionales y de otros padres.

En caso de que se presente un problema concreto que exija solución, lo habitual es que se lleven a cabo 3 pasos:

Comprender la situación. Para ello, se acopia información y se analiza el contexto en conjunto.

Reconocer las dificultades. Tiene que ver con identificar los aspectos o elementos que fallan y provocan el problema.

A veces, la dificultad está asociada a la gestión de las emociones; otras veces, a vacíos de comunicación.

Solución de situaciones conflictivas. Comprende el desarrollo de criterios y estrategias para solucionar las dificultades de una forma democrática y constructiva, de manera que esto promueva el desarrollo psicosocial del niño y de la familia.

Beneficios de la escuela para padres

En una escuela para padres, los progenitores adquieren mayor consciencia de su papel como educadores de los niños y adolescentes. En estos espacios se adquieren elementos para comprender mejor a los menores, de acuerdo con la etapa vital en la que se encuentren.

Estos entornos también acercan e integran la labor de la familia y de la escuela. Esto permite hacer un trabajo más coherente en términos del desarrollo de habilidades cognitivas de los niños, así como de todo el proceso de enseñanza-aprendizaje en general.

Gracias a este tipo de escuelas es posible conformar comunidades de aprendizaje, en las que no solo se aborda la formación intelectual, sino también personal y moral de los niños. Con ello se busca que los padres contribuyan en el camino que lleva a ser adultos libres, responsables y capaces de adoptar actitudes constructivas y razonables.

Una iniciativa saludable para las familias

La educación es un proceso muy amplio que involucra aspectos intelectuales y psicosociales. Una escuela para padres enriquece y facilita esta tarea, al tiempo que potencia la labor de los principales protagonistas: padres, maestros y niños.

Estos espacios suelen propiciar mayor bienestar para las familias y mejores resultados en la crianza. Esto se refleja, entre otros aspectos, en un mayor rendimiento académico. Es importante anotar que no estamos ante un consultorio psicológico, sino frente a un potenciador educativo.