¿Alguna vez has ido al refrigerador y has olvidado lo que ibas a buscar? ¿Te sientes más distraído que de costumbre? Quizás estás experimentando «niebla cerebral», o mental fog. Si bien no existe una definición médica oficial, puede referirse a un conjunto de síntomas que afecta el proceso cognitivo de las personas.

Millones de personas sufren de esta afección alrededor del mundo, por lo que es más común de lo que se cree. De hecho, diferentes estudios demuestran que hasta el 32 % de las personas puede llegar a sufrir de niebla cerebral después de padecer COVID-19 sin siquiera notarlo.

Muchas personas tienden a confundir esta afección con el Alzheimer y algunas manifestaciones psiquiátricas. Sin embargo, el mental fog tiene diferencias cruciales con estas patologías, las cuales exploraremos en el siguiente artículo para evitar las confusiones.

Síntomas

Las personas que sufren de esta afección suelen describir los síntomas en 3 palabras muy sencillas: «me cuesta pensar». Lo más común es que las personas se sientan más olvidadizas que lo usual, incluso pueden describir que están más distraídos. Otros síntomas manifestados incluyen los siguientes:

Sensación de lentitud para pensar.
Intercambiar palabras en medio de una oración.
Abrumación ante las tareas cotidianas.
Fácil distracción.
Sensación de confusión, desorganización y ausencia constante.

La niebla cerebral afecta varias regiones del sistema nervioso, sobre todo aquellas relacionadas con la ejecución de actividades, la planificación y la organización de la información. Algunos especialistas la confunden con etapas iniciales de la demencia: sin embargo, esta afección no aumenta su intensidad con el pasar de los años.

Causas de la niebla cerebral

El mental fog es una afección que tiene múltiples orígenes, desde enfermedades que afectan el encéfalo como el lupus eritematoso sistémico hasta el estrés. En este sentido, los especialistas no han logrado determinar las causas específicas de la afección. Algunas condiciones que lo podrían originar incluyen las siguientes:

Estrés crónico.
Falta de sueño.
Jet lag.
Consumo de algunos medicamentos.
Afecciones crónicas como el cáncer o la esclerosis múltiple.
Deficiencia de vitaminas del complejo B.
Exceso de cafeína.
Afecciones digestivas como la celiaquía y la enfermedad de Crohn.

En los últimos años, la niebla cerebral también se ha asociado al déficit cognitivo posterior a la COVID-19. Múltiples estudios han demostrado el deterioro cognitivo y la fatiga persistente padecidos por las personas después de la enfermedad.

Otras investigaciones recientes también exponen que la dificultad para pensar característica de la afección aparece junto con los cambios hormonales. Algunas mujeres pueden experimentar niebla cerebral durante el embarazo o la menopausia.

¿Cómo se diagnostica?

Lo primero que se debe destacar es que la niebla mental no es un diagnóstico propiamente dicho. Los especialistas prefieren usar el término «deterioro cognitivo» para hacer un diagnóstico más certero. El personal médico deberá hacer un examen completo para realizar el diagnóstico y establecer la causa del problema.

El proceso diagnóstico suele ser largo y difícil. Las pruebas para medir la función ejecutiva en las enfermedades mentales suelen ser útiles. Los análisis de sangre también pueden ayudar a identificar otras causas del deterioro cognitivo, como la apnea del sueño y la esclerosis múltiple.

La inflamación y el aumento en la actividad de las células inmunitarias también contribuyen a la niebla cerebral. Por ello, el análisis de factores como el dímero D y la ferritina son útiles en el diagnóstico. Ambos marcadores inflamatorios se observan tanto en la sangre como en el líquido cefalorraquídeo.

Tratamiento de la niebla cerebral

Al no tratarse de una enfermedad propiamente dicha, el tratamiento de la niebla cerebral resulta muy difícil. Los especialistas recomiendan llevar a cabo acciones que ayuden a las personas a vivir con el problema y adaptarse a él. Dentro de las principales recomendaciones brindadas, destacan las siguientes:

Escribir notas con las listas de cosas por hacer.
Poner alarmas para no faltar a las citas importantes.
Tomar descansos regulares al hacer proyectos largos.
Hacer un seguimiento riguroso a las actividades diarias.
Reservar los días con mayor lucidez para las tareas más complicadas.

Otras recomendaciones están enfocadas en mantener un mejor estilo de vida. El descanso adecuado y la realización de ejercicio cotidiano son algunas de las más comunes. Ambas actividades ayudan a aumentar la concentración y, por ende, a mejorar la niebla cerebral.

Algunas personas han encontrado alivio al tomar medicación para algunas enfermedades como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Sin embargo, no se recomienda bajo ninguna circunstancia tomar este tipo de fármacos sin la supervisión del médico.

¿Cuándo acudir al médico?

La niebla cerebral es una afección que altera muchos ámbitos de la vida de las personas que la padecen. A pesar de que existen algunos días de lucidez, los afectados pueden pasar con la afección desde semanas hasta meses.

Lo ideal es que las personas visiten al médico cuando el problema se prolongue durante muchos días sin intervalos de lucidez. También, se deberá buscar asistencia médica cuando la niebla mental interfiera de forma drástica con las actividades diarias. Antes de ello, es posible intentar seguir las recomendaciones mencionadas para controlar la situación.