La hipotensión intracraneal es un síndrome neurológico asociado a una disminución de la presión normal dentro de la cavidad encefálica. En general, es resultado de una reducción en el volumen de líquido cefalorraquídeo (LCR). ¿Te interesa conocer los síntomas, las causas y el tratamiento de la hipotensión intracraneal? A continuación, te contamos todo al respecto.

El líquido cefalorraquídeo es una sustancia translúcida, inodora y aséptica, similar al agua destilada. Este se produce principalmente en los plexos coroideos y los ventrículos laterales del cerebro. Estudios afirman que el volumen total de LCR en el adulto oscila los 90 a 159 mililitros. Sus funciones incluyen la protección encefálica y la eliminación de productos de desecho.

La reducción en el volumen de LCR origina una presión negativa dentro de la bóveda craneana que da lugar a la hipotensión intracraneal. El dolor de cabeza es uno de los síntomas más comunes, así como la aparición de alteraciones neurológicas. El tratamiento oportuno mejora el pronóstico a largo plazo.

Síntomas comunes

La hipotensión intracraneal se manifiesta clásicamente como un dolor de cabeza intenso que se extiende por todo el cráneo. El mismo suele empeorar al estar de pie y mejora o cede al acostarse, por lo que se denomina cefalea ortostática. Otros síntomas asociados a esta condición son los siguientes:

Vómitos y náuseas.

Dolor y rigidez de cuello.

Zumbidos.

Visión doble o nublada.

Alteraciones de la audición.

Sensibilidad a la luz y el sonido.

Mareo y confusión.

Alteración de la motricidad y el equilibrio.

Por otro lado, existen casos de hipotensión intracraneal asociados a fístulas que se presentan con salida de LCR por la nariz o rinorraquia. De igual forma, puede existir salida de líquido a través de una herida quirúrgica por una ruptura de las meninges.

Causas de la hipotensión intracraneal

Investigaciones sugieren que el fenómeno desencadenante de la hipotensión intracraneal es la pérdida y la reducción en la concentración de LCR a nivel encefálico. Esta disminución aparece como resultado de una fuga del mismo a través de las capas meníngeas del cerebro.

Las tres capas de membranas llamadas en conjunto meninges son la duramadre, la capa subaracnoidea y la piamadre, de afuera hacia adentro. La duramadre se encarga de rodear y proteger al cerebro y la médula espinal. Las lesiones a este nivel son el motivo más frecuente de hipotensión intracraneal. Dentro de las causas de esta afección, se incluyen las siguientes:

Punción lumbar.

Traumatismo o lesión en el cráneo o la médula espinal.

Defecto adquirido o debilidad congénita en la duramadre.

Cirugía de columna.

Anestesia epidural.

Discos calcificados o espolones óseos en la columna.

Derivaciones por hidrocefalia.

¿Cómo se diagnostica la hipotensión intracraneal?

La exploración médica exhaustiva y el examen neurológico detallado son claves en el diagnóstico de la hipotensión intracraneal. Las características del dolor de cabeza y los síntomas de focalización cerebral son de gran utilidad para la sospecha de una posible pérdida de LCR.

De igual forma, los estudios de imagen son fundamentales para el diagnóstico definitivo de esta enfermedad. La resonancia magnética (RM) del cerebro con contraste puede mostrar unas meninges engrosadas con realce brillante paquimeníngeo. Además, esta prueba puede destacar el descenso del tálamo y las amígdalas cerebelosas.

En ocasiones, una tomografía axial computarizada (TAC) permite evidenciar encefaloceles y defectos óseos que estén desencadenando la patología. De igual manera, la detección y el seguimiento de la presión intracraneal es crucial para la determinación de presiones encefálicas anormalmente negativas. Otras pruebas de utilidad en el diagnóstico de la hipotensión intracraneal incluyen:

Mielografía dinámica con fluoroscopia.

Resonancia magnética espinal.

Cisternografía de radioisótopos.

TAC con contraste yodado intratecal.

Tratamiento de la hipotensión intracraneal

En la mayoría de los casos, la hipotensión intracraneal se resuelve de forma espontánea, según estudios. No obstante, existen casos graves en los que esta no se cura sola, es de mayor gravedad y requiere intervención profesional. Los parches epidurales y la cirugía son los tratamientos más comunes.

Parche hemático epidural

Este procedimiento consiste en la inyección de una pequeña cantidad de sangre a nivel epidural, alrededor del canal espinal, cercano al sitio de fuga de LCR. A medida que la sangre se coagula, se va creando un parche o tapón que detiene el flujo de escape de líquido.

Intervención quirúrgica

La cirugía es una opción de tratamiento cuando existe una falla en el uso de al menos dos parches epidurales. Los plantes de intervención quirúrgica incluyen los siguientes:

Reparación de desgarros en la duramadre.
Clipaje de divertículos meníngeos.
Duroplastía para fortalecer la duramadre.

En ciertos casos, la resolución de la hipotensión postural puede asociarse a una hipertensión intracraneal de rebote. Al aumentar la presión encefálica, el tratamiento de elección en la acetalozamida, un diurético que reduce la retención de líquidos en el organismo.

La atención y supervisión médica temprana determinan un mejor pronóstico
Como ves, la hipotensión intracraneal es una afección poco frecuente relacionada con la pérdida de líquido cefalorraquídeo y la consiguiente presión negativa en el cerebro. El pronóstico de esta condición mejora ante la atención profesional oportuna.

Afortunadamente, la mayoría de las personas mejoran de forma espontánea. Sin embargo, algunos pacientes requieren intervenciones más complejas, cuyo pronóstico dependerá de la gravedad de la lesión meníngea y del volumen de líquido perdido.