Mira por un momento tu vida actual: ¿te gusta lo que ves? Tanto si tu respuesta es afirmativa como negativa, has de saber que tu realidad es en gran medida el reflejo de tus patrones mentales. Por ello, es muy conveniente conocerlos, identificarlos y realizar los cambios que sean necesarios. Al fin y al cabo, están dirigiendo tu rumbo.
Se dice que tenemos unos 60 000 pensamientos al día. Pero estos no son ideas nuevas y diferentes, sino más bien una repetición constante de las mismas creencias e interpretaciones.
Desafortunadamente, este contenido mental es en su mayor parte negativo. Al reproducirlo una y otra vez, termina por afectarnos. Por esto, queremos invitarte a cambiarlo para obtener mejores experiencias y resultados.
¿Qué son los patrones mentales?
Los patrones mentales son esquemas de pensamiento estructurado que se repiten a lo largo del tiempo. Podemos decir que se trata de un modo de pensar que se estableció en un determinado momento y al que se ha recurrido con posterioridad en multitud de ocasiones. Hacen referencia a la forma de interpretar los acontecimientos, así como a las emociones derivadas de esta interpretación.
Por ejemplo, el victimismo puede considerarse un patrón mental. Así, la persona aprendió a verse a sí misma como afectada por la injusticia e incapaz de actuar. Ahora replica ese pensamiento ante numerosas situaciones diferentes.
Los patrones mentales giran en torno a tres aspectos:
La forma en que nos vemos a nosotros mismos.
Cómo vemos a los demás.
La forma en la que vemos al mundo.
Podemos tener esquemas positivos, como que somos capaces y valiosos, que las personas son buenas y confiables y el mundo es un lugar seguro; o podemos tener esquemas negativos, como que somos torpes e indignos, que los demás son egoístas y traicioneros y que la vida es dura e injusta.
Lo importante es que vamos interpretando y dando sentido a lo que vivimos en función de estos patrones. Por ello, y como puedes imaginar, la diferencia entre contar con unos o con otros es abismal.
¿Para qué sirven?
Los patrones mentales son útiles, ya que sin ellos no podríamos desenvolvernos en el día a día con soltura. Al tratarse de esquemas de pensamiento automatizados, nos permiten responder y reaccionar a las circunstancias del entorno sin tener que realizar todo un proceso deliberado.
Recurrimos a esas informaciones y a esos pasos mentales que ya tenemos interiorizados para ser más ágiles. Si aprendimos a pensar, sentirnos y actuar de un determinado modo cuando obtenemos un éxito, repetiremos esa secuencia en todas las situaciones similares.
Estas estructuras de pensamiento se crean durante la infancia. Digamos que llegamos al mundo como una hoja en blanco y, en función de la interacción con nuestros padres y figuras de referencia, vamos instalando estos programas interpretativos.
Si aprendimos a ser resilientes, confiados y optimistas, continuaremos así durante los años venideros. Pero si aprendimos a quejarnos, a sentirnos víctimas indefensas o a reaccionar con ira, también seguiremos repitiendo estos patrones.
¿Cómo mejorar los patrones mentales?
Como hemos comentado, la mayoría contamos con patrones mentales que son bastante negativos y disfuncionales. Estos nos llevan a interpretar la realidad de un modo que nos hace sufrir, nos causa malestar o nos limita. La buena noticia es que tenemos la opción de desaprender e instalar nuevos esquemas.
Esto podemos lograrlo gracias a la neuroplasticidad. Cabe recordar que cada patrón mental tiene una correlación neuronal, es decir, hay un camino en el cerebro que se creó en correspondencia a esa forma de pensar y que se recorre cada vez que volvemos a recurrir a ella. Cuanto más empleamos ese esquema mental, más se fortalece el camino neuronal y más probable es que volvamos a utilizarlo.
Por esto, el objetivo consiste en crear nuevas conexiones neuronales que nos permitan pensar, sentir y actuar de un modo diferente. Por el principio anterior, cuanto más practiquemos estos nuevos modos de pensar, más se fortalecerán a nivel cerebral. Y así habremos logrado nuevas redes más útiles y positivas.
Identifica tus patrones mentales
Este primer paso puede resultar complicado porque, como hemos comentado, se trata de pensamientos inconscientes y automáticos. De esta forma, es posible que ni siquiera nos hayamos percatado que los tenemos.
Así, comienza por identificar tus patrones mentales en todas las áreas. Pero más que pensar en ellos de forma lógica, aprovecha para observarlos en las situaciones diarias.
¿Qué piensas cuando alguien cancela una cita o reunión contigo, cuando cometes un error, cuando tienes éxito en un objetivo? ¿De qué forma interpretas tus rupturas sentimentales, tus problemas en el trabajo o los conflictos con tus familiares? Observa los pensamientos sobre ti, los demás y el mundo.
Establece la alternativa
Encontrarás formas de pensar que no te gustan y que no te hacen bien. Así, el segundo paso es determinar la alternativa de interpretación que quieres instalar en tu cerebro. Por ejemplo, dejar el perfeccionismo y empezar a ser compasivo con tus fallos; o ser más tolerante con los otros en lugar de asumir siempre que quieren hacerte daño.
Trata de poner por escrito tus pensamientos iniciales y la alternativa por la cual los quieres sustituir. De este modo, con una representación gráfica, te será más fácil clarificar tus ideas y comenzar a implementar el cambio.
Practica y fortalece el nuevo camino
Por último, comienza a practicar tu nueva forma de pensar. Recorre este nuevo camino que has creado tantas veces como te sea posible. Por ejemplo, si respondías a una crítica sintiéndote sumamente ofendido y atacado, empieza a reaccionar con calma y a verlo como una oportunidad para mejorar.
Este cambio no será sencillo al inicio. Recuerda que el anterior camino tiene fuerza y el nuevo aún es débil.
Por ello, deberás hacer un esfuerzo consciente para no dejarte llevar por los automatismos pasados. Sin embargo, a medida que practiques tus nuevos patrones mentales, verás cómo se asientan y cada vez te resulta más sencillo y natural utilizarlos.
Los patrones mentales determinan tu bienestar
Los pasos son sencillos. Solo se requiere de determinación y perseverancia.
Si notas que se te dificulta identificar tus pensamientos automáticos o que no logras sustituirlos por los nuevos, no dudes en buscar el apoyo de un profesional para que te oriente. Pero en cualquier caso, no pierdas la oportunidad de realizar este cambio.
Son tus patrones mentales los que dirigen tu vida y determinan tu bienestar y tu estado de ánimo. Por ello, trabajar para adecuarlos es una de las mejores decisiones que puedes tomar.