¿Alguien a quien quieres se ha enfadado contigo y te ha retirado la palabra durante unos días? A pesar de que te intentas comunicar con esa persona, porque convivís juntos, te ignora como si no estuvieses a su lado. Se trata de una situación muy dolorosa, dañina para la relación y que genera una gran frustración. Esto tiene un nombre: ley del hielo. Vamos a ver en qué consiste.
La ley del hielo es una forma de maltrato psicológico. La normalización de este tipo de conductas no es para nada sana en una relación de pareja ni en cualquier otra.
¿Qué es la ley del hielo?
Después de esta breve introducción, podemos concluir que la ley del hielo es esa situación en la que una persona ignora a otra durante varios días o semanas porque se ha enfadado. Se trata de una conducta que tienen interiorizada, que consideran normal y que, por eso, la aplican en todas sus relaciones. En ocasiones, esto se ha aprendido porque uno de los progenitores también la manifestaba.
¿Qué pretende una persona comunicar con la ley del hielo? Para empezar, que está enfadada por esa diferencia de opiniones que ha tenido.
Seguidamente, gracias al hecho de ignorar al otro, intenta castigarle de esta manera, bloqueando cualquier tipo de comunicación. Esto es muy poco efectivo, pues si hay algo que permite la resolución de problemas es hablar con el otro.
¿Cuáles son las consecuencias de ignorar al otro?
Ignorar a otra persona durante días o semanas es algo muy doloroso, pues estamos hablando de gente que convive en una misma vivienda. Las consecuencias que esto puede tener las recoge el estudio Colisión, colusión y complementariedad en las relaciones conyugales.
A continuación, recopilamos y explicamos cada una de ellas:
Es una falta de respeto: hacer como si otra persona no existiese es una falta de respeto que no se puede permitir en ningún tipo de relación. Esto denota que es probable que haya actitudes tóxicas y que el vínculo con la otra persona también lo sea.
Daña la autoestima y la confianza: quien sufre la ley del hielo puede sentirse incapacitado para saber qué hacer, con la necesidad de rebajarse y pedir perdón para que la comunicación vuelva a producirse. Esto tiene un impacto directo en la autoestima.
Repercute en la convivencia: vivir con alguien que practica la ley del hielo es un problema. Con el paso del tiempo, esa convivencia será difícil, hasta el punto en que la relación se resquebrajará hasta romperse por completo.
Afecta la felicidad: el hogar se percibe como un espacio seguro de calma donde resguardarse. Pero cuando otra persona practica la ley del hielo, esto deja de ser así. La intranquilidad y la tristeza afectarán a la propia felicidad.
¿Qué hacer con una persona que practica la ley del hielo?
Llegados a este punto, es el momento de afrontar la realidad y pasar a la acción para impedir que las personas que practican la ley del hielo afecten la autoestima, la felicidad, la confianza y el bienestar. Además, un diagnóstico de ansiedad o estrés puede empeorar cuando este tipo de situaciones se producen.
Lo primero es hablar sobre esa actitud cuando no haya una discusión de por medio. Puede ser después de una comida o en un momento tranquilo.
Para comunicar con eficacia lo que ocurre conviene ser asertivo. Pero, ¿qué sucede si la otra persona se cierra y no quiere saber nada? Entonces, hay que aplicar el siguiente consejo.
La segunda alternativa es poner límites. Por ejemplo, si una conversación empieza a acalorarse y se encamina hacia una discusión, es importante frenar. Decir “creo que nos estamos encendiendo, lo vamos a dejar aquí y ya lo retomaremos cuando estemos más tranquilos” es correcto.
La tercera opción es acabar con la convivencia. A veces, es preferible vivir separados. Cuando un hermano practica la ley del hielo, esto puede ser la mejor forma de prevenir que la relación se rompa. Hay tipos de relaciones en las que hay que revisar si conviene continuar ahí o la única salida es el punto final.
¿Puede trabajarse esto?
En terapia se puede trabajar la ley del hielo. Sin embargo, para que los resultados sean fructíferos, la persona que la practica debe ser consciente de que lo que está haciendo no es una forma sana de resolver un conflicto. Si esto no sucede, será muy complicado aprovechar la ayuda.
Las posibles consecuencias son graves. Todos podemos tener actitudes tóxicas aprendidas o derivadas de una mala gestión emocional.
La ley del hielo es una actitud pasivo-agresiva que es más frecuente de lo que pensamos. No obstante, no debemos normalizarla.