Durante muchos años se especuló con la posibilidad de que una ingesta alta en proteÃnas cause daño renal y otros problemas de salud. Por este motivo, se desaconsejó un aporte moderado de un tipo de nutriente esencial para mantener al organismo en buen estado. Luego, la sarcopenia apareció en el escenario y es un problema cada vez más frecuente.
Las proteÃnas son elementos estructurales y homeostáticos fundamentales. Intervienen en muchos procesos diferentes del cuerpo.
Es beneficioso asegurar un consumo elevado, tal y como describiremos más adelante. Lo primero que hay que tener claro es que las de origen animal cuentan con mayor calidad que las de origen vegetal.
¿Las proteÃnas causan daño renal?
Si bien es cierto que en personas con patologÃa renal o hepática podrÃa estar desaconsejado un aporte excesivo de proteÃnas (y de otros nutrientes); en los sanos no hay por qué hacer caso a esta recomendación. Más bien todo lo contrario.
Las guÃas dietéticas actuales recomiendan un consumo diario de al menos 0,8 gramos de proteÃna por kilo de peso corporal en personas sedentarias. En deportistas estos requerimientos se duplican con facilidad.
Y es que las investigaciones más recientes no han conseguido relacionar la ingesta proteica con daño renal o hepático con el paso de los años. Más bien todo lo contrario. Un déficit de estos nutrientes podrÃa afectar a los tejidos, iniciándose una situación de catabolismo.
Se considera más perjudicial plantear una dieta con pocas proteÃnas que iniciar un tipo de pauta con alto contenido de ellas. Se recomienda, además, combinar el aporte regular de proteÃnas de alto valor biológico con la práctica regular de ejercicio fÃsico. Asà se le sacará mayor partido a estos nutrientes. El músculo se mantendrá activo y en constante adaptación, evitando el catabolismo.
¿Las proteÃnas afectan la salud ósea?
También se ha especulado con la posibilidad de que las proteÃnas pudiesen afectar negativamente al tejido óseo. Esto tampoco es cierto.
Si bien una dieta hiperproteica podrÃa estimular la excreción renal de calcio, no se ha relacionado este efecto con la osteoporosis. Incluso existen ensayos, como el publicado en la revista Journal of Frailty, Sarcopenia and Falls, que asocian una dieta alta en proteÃnas con un menor riesgo de fractura.
Las evidencias actuales parecen indicar que la clave de la salud ósea está en la práctica de ejercicio de fuerza, en la exposición a la luz solar y en un aporte adecuado de calcio. Consumir suficientes proteÃnas también marcará la diferencia, ya que asà se mantiene al músculo en un estado funcional, permitiendo amortiguar los impactos sobre el hueso.
¿Cuánta proteÃna comer?
En cuanto a la dosis óptima de proteÃna diaria, existe cierta controversia.
Parece claro que las personas deportistas deberÃan priorizar la ingesta de estos nutrientes para lograr recuperar el tejido tras los esfuerzos. Aquellos sedentarios, es posible que debieran también dar mayor importancia a la proteÃna, para asà lograr que el músculo se mantenga fuerte.
No obstante, es clave indicar que al menos la mitad de las proteÃnas de la dieta han de ser de alto valor biológico. Estas son las de origen animal.
Cuentan con todos los aminoácidos esenciales en su interior y con una buena puntuación en cuanto a digestibilidad. A medida que aumentamos el aporte proteico, la calidad de la proteÃna importa menos. Pero si nos situamos en los rangos inferiores de ingesta, este factor es determinante.
Incluso puede ser buena alternativa el hecho de incluir suplementos en la pauta que ayuden a satisfacer los requerimientos. En este caso, habrÃa que optar por los aislados de suero de forma preferente, ya que su concentración es mayor. Además, no contienen lactosa, un azúcar que le puede generar problemas digestivos a algunas personas.
Las proteÃnas no generan daño renal a mediano plazo
Las proteÃnas no provocan daño renal ni hepático con el paso del tiempo; incluso en dosis elevadas. Solo en personas con algún tipo de patologÃa previa habrÃa que monitorizar la ingesta de estos nutrientes para evitar sobrecargas en los órganos.
No obstante, hablamos de situaciones muy concretas y no tan frecuentes. No aplica a la población general.
Por último, es clave destacar que además de satisfacer los requerimientos de proteÃnas, es fundamental lograr una tasa de actividad fÃsica elevada. Sobre todo hay que priorizar el trabajo de fuerza. Asà se consigue controlar la inflamación y se logra que el tejido se mantenga siempre funcional.