Cada año en México entre el verano y el otoño se registra un periodo conocido como la “temporada de huracanes”, si bien es cierto los estragos por las lluvias generadas por dichos fenómenos climáticos son un dolor de cabeza para los gobiernos de los tres niveles, también es cierto que beneficia a miles de personas por la abundancia de agua que llega a zonas que usualmente tienen problemas por la captación o por el suministro.
Los ciudadanos de a pie usualmente se informan sobre los fenómenos por los nombres que se les atribuyen (regularmente nombres propios que se asignan con antelación) y los relacionan con huracanes, pero también suelen salir a relucir los términos depresión tropical o tormenta tropical.
¿Pero…cuáles son las diferencias entre ellas?
El nombre correcto de los fenómenos climáticos es el de ciclones tropicales, que son uno de los fenómenos naturales que provocan mayores pérdidas económicas cada año, debido al incremento de los asentamientos humanos en zonas de riesgo y a la degradación ambiental producida por el hombre.
Y como habíamos mencionado anteriormente, también tiene beneficios para quienes reciben agua luego de largas temporadas de sequía y en lugares en los que regularmente no tienen acceso adecuado al agua.
Un ciclón tropical es una masa de aire cálida y húmeda con vientos fuertes que giran en forma de espiral alrededor de una zona central, en el hemisferio norte es en sentido contrario a las manecillas del reloj (en el sur es al revés). Se forman en el mar, cuando la temperatura es superior a los 26º C y es muy poco probable (pero no imposible) que se generen también en el hemisferio sur.
Los ciclones tropicales se clasifican en tres tipos de acuerdo con la velocidad de sus vientos máximos; la primera se llama depresión tropical, cuando sus vientos son menores a 63 km/h; la segunda es tormenta tropical, que comprende vientos entre 63 km/h y 118 km/h y la tercera categoría es la de huracán al presentar vientos con una velocidad mayor a los 118 km/h.
En otras partes del mundo se les conoce como Tifón, sobre todo en el Pacífico Noroccidental, Willy-Willy en la zona de Australia, Baguío en las Filipinas, Ciclón en el Océano Índico y Huracán en el Atlántico, Pacífico nororiental y Golfo de México.
De acuerdo con la escala Saffir-Simpson (escala que clasifica los ciclones tropicales según la intensidad del viento, desarrollada en 1969 por el ingeniero civil Herbert Saffir y el director del Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos, Robert “Bob” Simpson, los fenómenos se clasifican desde una depresión tropical (menor a 63 Km/h) hasta un huracán categoría 5 (vientos superiores a 250 Km/h).
El Centro Nacional de Huracanes, también ‘bautiza’ a los ciclones tropicales y ya se sabe los nombres de los 21 ciclones (en orden alfabético) que se tienen previstos para 2021.
Ana, Bill, Claudette, Danny, Elsa, Fred, Grace, Henri, Ida, Julian, Kate, Larry, Mindy, Nicholas, Odette, Peter, Rose, Sam, Teresa, Victor y Wanda.
Es importante mencionar que los huracanes que causaron destrozos mayores en la población, a partir de este año serán ‘vetados’ de la lista junto con el alfabeto griego, por lo tanto, los nombres como: Dorian, Laura, Eta o Iota no serán tomados en cuenta, eso para el Atlántico, mientras que para el Pacífico se cancelan los nombres de Paulina, Patricia, Felicia o Ismael entre otros.
¿Cómo se detectan y pronostican las trayectorias que siguen los ciclones?
A través de satélites meteorológicos se vigilan los mares tropicales, los cuales envían imágenes en tiempo real a los centros de monitoreo para su estudio y pronóstico.
El Servicio Meteorológico Nacional opera diversas redes de observación distribuidas estratégicamente en el país. Para elaborar pronósticos de la trayectoria e intensidad del fenómeno, existen varios modelos meteorológicos los cuales permiten emitir avisos de alerta de las condiciones del ciclón para que las autoridades y la población actúen, oportunamente y lleven a cabo las medidas preventivas.