Nada más expectante que introducir nuevos alimentos a nuestros hijos. ¿Cuáles tocan de acuerdo a su edad y cuáles son los más alérgenos? Son preguntas frecuentes. Por ejemplo, introducir frutos secos en la alimentación infantil produce cierta preocupación, ya que las estadísticas sobre su consumo los señalan como unos de los más alérgicos.

Estos hallazgos estipulan que los frutos secos pueden provocar alergias en un 8 % de los niños en países occidentales y 2,1 % en niños de los Estados Unidos, con un incremento año tras año. Algunas de las reacciones pueden ser fatales.

Sin embargo, los altos niveles de energía que proporcionan, el valor de sus proteínas, las grasas insaturadas, la fibra, las vitaminas y los minerales, los seleccionan como sustancias de los más nutritivas en la alimentación infantil.

¿Qué son los frutos secos?

El Código Alimentario Español describe a los frutos secos como aquellos cuya parte comestible posee en su composición menos del 50 % de agua. Su parte aprovechable es la semilla. Dentro de este grupo encontramos las almendras, las avellanas, las nueces, los piñones, los pistachos, los cacahuetes y las castañas.

Una característica común de estos frutos es su gran contenido calórico. Cada gramo del fruto aporta de 5,3 a 6,6 calorías. Esto se debe a su alto contenido de grasa y poca agua.

Tienen una alta proporción de proteína, fibra, vitamina E, ácido fólico y muchos minerales necesarios en el crecimiento de los niños, como el calcio, el zinc, el magnesio y el selenio, entre otros.

¿Cuándo podemos incluir los frutos secos en la alimentación infantil?

Hay dos razones importantes a tomar en cuenta antes de incorporar frutos secos en la alimentación de nuestros bebés. Por un lado, la dureza y tamaño los convierte en un alimento peligroso para los más pequeños.

Esto lo sostiene la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), quienes declaran que la máxima incidencia de atragantamiento se presenta en menores de 3 años y los cuerpos extraños más frecuentes suelen ser frutos secos o semillas, así como juguetes y piedras.

El SEPAR también explica que la frecuencia de atragantamiento y asfixia en niños pequeños se debe a su falta de molares para la masticación y a la ausencia de coordinación entre la deglución y el cierre de la glotis. Así que la prevención es fundamental.

Es por ello que, dentro de las recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría para la alimentación complementaria, se específica no ofrecer frutos secos enteros antes de los 5 o 6 años de edad. En su lugar, se sugieren molerlos.

La segunda razón que justifica los cuidados para incluir frutos secos en los niños es la característica alergénica de estos alimentos. Un grupo de inmunólogos comenta que la alergia a los frutos secos suele aparecer entre los 3 y 5 años de edad. Pero muchos padres optan por ofrecerlos a edades más avanzadas, ya que piensan que así lograrán prevenirlas.

Sin embargo, se ha confirmado a través de algunas observaciones que la inclusión temprana de los frutos secos en niños pequeños puede protegerlos más.

Otros hallazgos apoyan estas recomendaciones. Un 80% de bebés entre 4 y 11 meses no desarrollaron alergias al consumir cacahuete. La pediatra y alergóloga Yan Yan, de Columbia Allergy, comenta que la introducción de alimentos alergénicos a temprana edad permite un entrenamiento del sistema inmune para reconocerlos como compuestos amigables.

También comentan los especialistas que es importante una exposición sostenida al fruto seco varias veces a la semana durante varios meses.

Cómo añadir frutos secos en la alimentación infantil

Para incluir los frutos secos en la alimentación infantil nunca debes darlos enteros, sino triturados o bien molidos, incorporándolos en algunas preparaciones, como las siguientes:

Puré de verduras con piñones molidos o pulverizados.

Yogures o papillas de frutas que adquieren un rico sabor con almendras o avellanas molidas.

Puedes remojarlos en agua caliente por 2 horas y luego licuarlos. Formarás una pasta parecida a una mantequilla de nuez que podrás combinar con sopas, colados o purés.

También mezclar el polvo de frutos secos con su cereal favorito o papillas.

Para niños más grandes, untar una tostada o una galleta con mantequilla de maní y nuez.

Pasteles con harina de frutos secos, para que los mayorcitos disfruten de una deliciosa merienda.

Beneficios nutricionales de los frutos secos

Las propiedades nutricionales de los frutos secos descritas por Ávila Granados los convierten en alimentos de primer orden en el crecimiento y desarrollo de los niños. Revisemos por qué:

El contenido graso los hace una fuente ideal de energía saludable, sobre todo en el desayuno, recreo o meriendas. El tipo de grasa de los frutos secos es poliinsaturada, con ácidos grasos esenciales como el omega 6 y el omega 3. El oleico también representa un ácido graso con provechos para la salud.

Por muy deliciosos que estos sean, no se debe abusar de su consumo, ya que el exceso de calorías conlleva al sobrepeso, que se debe evitar desde temprana edad.

Son una excelente fuente de minerales. El selenio aumenta la absorción de vitamina E y activa el funcionamiento del sistema inmune. El cobre participa en el transporte de hierro, en la absorción de la vitamina C y mantiene la salud de los huesos. El zinc también garantiza el buen funcionamiento del sistema inmune, de las células intestinales y de la salud ósea.

Son fuente de vitamina E, un potente antioxidante protector de las células y reductor del riesgo cardiovascular.

También son abundantes en ácido fólico, que disminuye el riesgo aterosclerótico.

El contenido proteico oscila entre un 14 % y 20 % y el cacahuete puede llegar a 27 %. El valor de sus proteínas es de 75 %, según lo establecido por la FAO. Es decir, contienen una buena cantidad de aminoácidos esenciales para garantizar el correcto crecimiento.

¿Cómo reconocer una reacción alérgica?

Los frutos secos que dan alergia con mayor frecuencia son el cacahuete, las avellanas, las almendras y las nueces. Si es la primera vez que los introduces debes estar atento y observar los síntomas y signos de una posible reacción.

Puede haber goteo nasal, enrojecimiento de la piel, dificultad para respirar, hinchazón de la boca o garganta, hormigueo en la lengua, urticaria en todo el cuerpo y opresión al tragar. También causa conjuntivitis, rinitis, vómitos, diarreas y la anafilaxia, que puede ser mortal.

¿Cuándo acudir al médico?

Si observas que los síntomas son leves, debes llamar al pediatra. Pero si observas dificultad para respirar, dolor en el pecho, pulso débil o pérdida del conocimiento debes comunicarte de inmediato a emergencia o acudir de una vez al médico.

Los frutos secos, a pesar de su potencial alérgeno, pueden llevar hasta tus niños los nutrientes necesarios para armonizar el desarrollo y el crecimiento. Por eso se recomienda introducirlos en la alimentación del bebé y estar atento a cualquier síntoma de alergia alimentaria para llamar al especialista. Recuerda molerlos o pulverizarlos.