En la fiebre emocional o psicógena se produce una elevación de la temperatura corporal debido a un estrés, sin que haya una infección u otra patología subyacente. Puede ocurrir en personas con trastornos de ansiedad o en quienes atraviesan por una difícil situación.
Además de la temperatura elevada, es posible que se presenten otros síntomas relacionados. Entre estos cabe mencionar el aumento de la tensión arterial, el ritmo cardíaco acelerado, los dolores de cabeza, la tensión muscular, la fatiga y el enrojecimiento de la piel.
Ahora bien, ¿cómo podemos reconocer o diferenciar si se trata de una fiebre emocional o si este síntoma se debe a una patología de otro tipo? Y en caso de no ser por una infección, ¿hay algún tratamiento?
La reacción del cuerpo ante el estrésEl estrés se define como una situación de tensión que se traduce en un conjunto de reacciones emocionales y fisiológicas. Suele ser la respuesta del organismo a una amenaza, ya sea real o percibida.
Sin embargo, al mantenerse durante un tiempo prolongado, puede contribuir con una variedad de afecciones. En los estudios sobre el tema se estima que, de cada 4 visitas al médico, 2 a 3 están relacionadas con enfermedades asociadas al estrés.
En tal sentido, son diversos los cuadros, tanto físicos como mentales, relacionados con este problema. Entre ellos se puede mencionar la depresión, la presión arterial alta, las cardiopatías y el cáncer.
Por otra parte, cuando la persona se encuentra en una situación de estrés puede manifestar variedad de síntomas, tales como los siguientes:
Aumento del ritmo cardíaco.
Respiración agitada o dificultosa.
Tensión muscular.
Migrañas y cefaleas.
Insomnio.
¿Qué es la fiebre emocional y qué la causa?
Si bien no ocurre en todos los casos, en algunas personas el estrés crónico puede hacer que suba la temperatura, alcanzando 38 °C. Aunque en ocasiones es más alta, incluso por encima de 40 °C.
En este sentido, la fiebre emocional, que también es conocida como fiebre psicógena, se define como una reacción que forma parte del conjunto de respuestas del organismo a las situaciones estresantes. Las investigaciones señalan que no se trata de un síntoma de infección. Asimismo, se afirma que los mecanismos subyacentes son distintos.
Aún no está claro por qué el cuerpo produce esta reacción. En un estudio de laboratorio realizado con ratas se encontró que el estrés afecta el hipotálamo, que es donde se controla la temperatura corporal. Sin embargo, se necesita más investigación para confirmar el vínculo.
En cuanto a su incidencia, en un estudio en el que se examinó el historial de 2700 pacientes, se encontró que el 2 % presentó fiebre emocional y el 70 % eran mujeres.
Síntomas que acompañan a la fiebre emocional
Aparte de la elevación de la temperatura, hay otros síntomas propios del estrés que pueden acompañar a la fiebre emocional:
Fatiga.
Escalofríos.
Sudoración.
Dolor de cabeza.
Sensación de calor.
Enrojecimiento de la piel.
Malestar o dolor corporal.
Trastornos o alteraciones del sueño.
¿Cómo saber si es fiebre emocional?
En la fiebre emocional, el diagnóstico es producto de la revisión de la historia clínica del paciente, conjuntamente con la observación de los síntomas y el análisis de los resultados de los exámenes complementarios.
En este orden de ideas, se puede estar en presencia de una fiebre emocional cuando la temperatura corporal está elevada, los estudios de laboratorio no determinan la presencia de alguna infección y la persona se encuentra atravesando una situación de estrés. Pero si hay síntomas de congestión nasal, tos o dolor de garganta, por ejemplo, es posible que se trate de un resfriado común o una gripe.
Tratamiento
La fiebre emocional puede ser algo transitorio y remitir espontáneamente. Por supuesto, esto variará de paciente a paciente.
Ahora bien, debido a que no es causada por los mismos motivos que una fiebre regular, no suele mejorar con los antipiréticos ni con medicamentos antiinflamatorios comunes (aspirina o ibuprofeno). Así lo señala una revisión sobre el tema.
Por lo general, el tratamiento de la fiebre emocional apunta a la condición de estrés de base. En tal sentido, se puede abordar el problema a través de distintas alternativas:
Medicación para la ansiedad (ansiolíticos).
Antidepresivos (si la depresión es la causa).
Terapia cognitivo-conductual o de otro tipo.
Técnicas de relajación como la meditación o el yoga.
La fiebre emocional: un botón de alerta
La fiebre emocional puede constituir una primera señal de alerta sobre el estrés que nos está afectando. Por ello es fundamental aprender a reconocer lo que produce este aumento de temperatura y no pasarlo por alto.
Si bien en ocasiones hay situaciones de estrés puntuales o circunstanciales, hay que estar atentos a este y a otros síntomas físicos. Sobre todo porque la fiebre emocional puede aparecer en momentos de mayor tensión.
El estrés sigue siendo uno de los mayores problemas de salud en la actualidad y causa diversas enfermedades. Si sientes que te cuesta lidiar con las emociones, debes solicitar ayuda profesional.