El matrimonio es un tema que las nuevas generaciones toman cada vez menos a la ligera, aunque depende de la cultura en la que crezcan, se ha señalado que son cada vez más las personas que optan por un matrimonio después de los 30 y deciden enfocar sus esfuerzos en el éxito profesional.

Sin embargo, aún existe lo que podría definirse como “presión social” por llegar al altar a cierta edad que puede variar entre hombres y mujeres, esto pese a que ha cambiado el camino del tema debido al peso que ha tenido el empoderamiento femenino en la sociedad.

Un estudio ha revelado que las personas que se casan entre los 27 y 35 años de edad suelen tener un rango más alto de felicidad y satisfacción durante el matrimonio, así como estabilidad en la pareja en comparación con quienes lo hacen a una edad más temprana.

Estudio revela edad ideal para el matrimonio

Investigadores de la Universidad de Alberta, en Canadá, encabezados por Matthew Johnson, revelaron que la edad que podría considerarse como ideal para llegar al altar está entre los 27 y 35 años de edad, pues es en este momento cuando las personas se encuentran más estables en diversos aspectos de su vida.

Para realizar el estudio, que fue publicado en el Journal of Family Psychology, se tomaron datos de una encuesta realizada a un grupo de personas durante un período de 25 años durante el cual continuaron con su vida y algunos de ellos se casaron jóvenes, mientras que otros lo hicieron más adelante.

Para ello, se consideró como edad temprana para las mujeres los 23 años y “tarde” a los 27 años de edad, mientras que en los hombres se consideró como “temprano” a los 26 años y tarde entre los 27 y 30 años. Todo ello, considerando que algunos de los participantes desistieron del estudio y éste se realizó en una pequeña ciudad de Canadá.

Como resultado, señalaron que aquellos que se habían casado a una edad “temprana” presentaban síntomas de depresión en la mediana edad debido a la separación o por haber dejado de lado algunos de los aspectos que consideraban importantes en su vida personal.

Mientras que aquellos que habían alcanzado un grado más alto de estudios y el éxito profesional, así como haber tenido más tiempo para realizar sus metas personales y profesionales, presentaron menor riesgo de depresión y, por tanto, mayor felicidad tanto con su pareja como en el matrimonio.