¿Cómo es que aún nos cuesta tanto hablar de nuestras emociones y nuestro malestar? ¿Cómo es que antes de acudir a una consulta con un profesional de la salud mental damos miles de rodeos? En muchos casos, esto sigue siendo un tabú. Siendo el 10 de octubre el Día Mundial de la Salud Mental, hablemos de ella.
El lema elegido para este año por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es “Hacer de la salud mental y el bienestar para todos una prioridad mundial”. Con él, se busca poner de manifiesto el impacto que tiene la salud mental en la calidad de vida de las personas, interfiriendo en su bienestar y desarrollo.
¿Para qué un Día Mundial de la Salud Mental?
La jornada advierte sobre la necesidad de destinar presupuesto al abordaje de la salud mental, con políticas públicas y programas que pongan el foco en la promoción y la prevención. Por eso se requieren medidas nuevas, que apelen a la creatividad y al compromiso de los profesionales, pero también de la comunidad en general.
Este lema no es casual. Nos invita a pensar que no todas las personas tienen los recursos para poder disfrutar de una óptima salud mental. Además, la misma es un derecho.
Las dificultades en el acceso, las condiciones de vida, los condicionamientos y los estereotipos sociales y culturales funcionan como obstáculos al momento de pedir ayuda a un profesional. Así es como millones de personas, de acuerdo al último estudio publicado por la OMS, sufren en silencio.
Por otro lado, es importante aclarar que, si bien hay una «base común» para la salud, también se trata de una vivencia subjetiva. Por ejemplo, la experiencia del sufrimiento no es igual para todos. Debemos ser respetuosos y validar aquellas emociones que otras personas sienten.
De igual modo, es importante ampliar nuestra mirada. Muchas personas igualan la salud mental a los trastornos o patologías. Así, subestiman el malestar, normalizan situaciones que no por menos complejas, dejan de ser significativas o de tener impacto.
En este sentido, tal como se replanteó el concepto de salud hace algún tiempo, la salud mental no es solo la ausencia de enfermedad. Es también bienestar, autoestima y disfrute.
¿Cómo podemos contribuir a la salud mental?
Existen muchas maneras de hacerlo. Algunas de ellas son las siguientes.
Hacerla visible
En primer lugar, hablar de ella. Concederle importancia y un espacio propio, así como hacemos con otros aspectos de nuestra vida.
Animar a las personas a expresarse y a pedir ayuda es una forma de hacer más cotidiana la salud mental y alejarla de aquella visión reduccionista que la asocia a estigma, locura, encierro o manicomio.
Practicar deporte
La salud debe ser entendida como un todo. Por eso, debemos preservar la mente y el estado de ánimo, así como el cuerpo.
La actividad física, cualquiera sea nuestra preferencia, permite brindarnos un momento de esparcimiento y de relajación. Al mismo tiempo, produce las llamadas hormonas del bienestar.
Reservar espacios de autocuidado
Es importante que tengamos tiempo y espacio para conocernos y para descansar. A veces lo conseguimos refugiándonos en un libro, otras veces dejando en silencio el celular y desconectándonos de sus notificaciones.
El autocuidado también va de la mano del autoconocimiento, volviendo la mirada hacia nuestro interior. En el tiempo que nos regalemos podremos desarrollar aficiones.
Evitar juzgar
Tanto a ti mismo como a los demás. Si no conoces la situación particular de cada persona, evita hacer comentarios al respecto.
En su lugar, muestra empatía y mantén una escucha abierta. Evitemos hablar de los «psicóticos» y reconozcamos a personas con psicosis o personas con ataques de pánico.
En el Día Mundial de la Salud Mental no hablamos solo de enfermedad
La salud mental también debe trabajarse desde lo positivo, desde los recursos con los que contamos. Es mucho más que «no estar enfermos». No es solo aquello evidente, como un ataque de pánico o un brote psicótico.
Hoy, la salud mental se ve amenazada o a diario, debido a las condiciones particulares de cada país, las desigualdades socioeconómicas, los conflictos bélicos y la violencia. En el Día Mundial de la Salud Mental debemos saber que se trata de un trabajo y un esfuerzo permanente.
Todas las personas somos vulnerables y tenemos problemas. A terapia no va quien no tiene problemas, sino quien busca la manera de solucionarlos. Por eso, debemos acercar recursos y oportunidades para que nadie quede afuera de ejercer su derecho.