Llegaron las vacaciones de verano y los niños están en casa. De repente se aparecen en la cocina y te dicen que están aburridos.

Para los padres, la primera reacción podría ser buscar algo para que hagan los chicos. Sal a jugar. Recoge tu habitación.

Trabaja en un proyecto de arte.

Pero, dicen los expertos, no subestimemos el valor de simplemente dejar que los niños determinen cómo ocuparán su propio tiempo.
“Déjalos que se aburran. Y déjalos que prueben maneras para reducir el aburrimiento, porque así es que aprendemos a manejar nuestras emociones, incluso el aburrimiento”, dijo la Dra. Erin Westgate, profesora de psicología de la Universidad de Florida en Gainesville y directora del Florida Cognition and Emotions Lab.

Un estudio del 2023 en la revista Frontiers in Sociology definió aburrimiento como un “estado mental caracterizado por la falta de interés, de estimulación o de desafío.

Es una experiencia subjetiva que se puede manifestar de diferentes maneras, como la intranquilidad, la apatía y el desinterés”.

El aburrimiento puede afectar la salud mental, la cognición y el comportamiento, y se ha asociado con depresión, ansiedad, impulsividad y mayores conductas arriesgadas.

Cómo la gente percibe el aburrimiento puede manifestarse de diferentes formas y diferir de acuerdo con la situación, indicó Westgate, al igual que algunas personas expresan la felicidad, la tristeza u otros sentimientos de una manera diferente.

INTERCONEXIÓN

En general, existe una interconexión entre la mente, el cuerpo y el corazón, de acuerdo con un informe en el 2021 de la American Heart Association, que citó la importancia de la salud mental como un componente del bienestar de las personas que padecen, o corren el riesgo de padecer, una enfermedad cardiovascular.

El aburrimiento es diferente a la relajación.

Algo que nos parece relajante a menudo consiste en una actividad que estimula la mente todavía, como andar en bicicleta, hacer jardinería o leer un libro, dijo el Dr. Michael Rich, director y fundador del Digital Wellness Lab en Boston Children’s Hospital y profesor asociado de pediatría en la Facultad de Medicina de Harvard.

El aburrimiento también puede brindar algunos beneficios físicos.

Por ejemplo, dijo Rich, a alguien que está aburrido en la noche le podría resultar más fácil quedarse dormido y dormir más.

Los beneficios de recibir una cantidad adecuada de sueño incluyen un mejor estado de salud cardiaca y un menor riesgo de enfermedades crónicas, como una enfermedad del corazón y presión arterial alta, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

¡A JUGAR!

A Rich le entusiasman los beneficios que los momentos de aburrimiento brindan a los niños desde un punto de vista de desarrollo, y la posibilidad de despertar la creatividad y el juego libre.

Este tipo de juego puede ofrecer a los niños momentos para resolver problemas o pensar creativamente, destrezas que llegan a ser esenciales a medida que crecen, dijo el especialista, quien escribió recientemente un libro sobre la crianza de los niños en la era digital.

“El juego es vital para el desarrollo porque contribuye al bienestar cognitivo, físico, social y emocional de los niños y jóvenes, a la vez que ofrece oportunidades para que los padres interactúen activamente con sus hijos”, señala un informe en el 2007 de la American Academy of Pediatrics.

La gente debe pensar en los momentos de aburrimiento “como si fueran un regalo en el que no hay nada que hacer en un momento dado”, dijo Rich, “y usar ese regalo en maneras que nos enriquezcan, aunque sea pensar en cosas tontas o hacer cosas tontas”.

‘NO ES MALO’

Para los padres, una solución para aliviar el aburrimiento de un niño es llenarle el día por completo para ocuparle el tiempo. Pero eso también significa que es posible que los niños nunca sientan lo que es aburrimiento y que pueden hacer al respecto, dijo Westgate.

En lugar de esto, señaló que una estrategia para los padres o cuidadores es hablarles a los niños por anticipado sobre las actividades que podrían disfrutar hacer en momentos de aburrimiento.

Es una oportunidad para enseñarles a los niños cómo autorregular sus propias emociones, algo similar a lo que les enseñan los padres a los niños para conciliar el sueño por sí mismos cuando se despiertan en el medio de la noche.

“El aburrimiento no es malo. Es simplemente retroalimentación. Y al igual que el dolor, no es necesariamente una retroalimentación placentera y agradable”, dijo Westgate.

“Pero como quiera, es información muy importante y útil que nos ofrece un tipo de herramienta para actuar y que nos dice: ‘parece que esto no está bien y ésta es una oportunidad para solucionar esta situación para que sea mejor'”.