El ombligo del recién nacido causa preocupación a algunos padres, especialmente si no tienen mucha experiencia en esto. No hay que inquietarse, pues basta con unos cuidados básicos para que ese residuo del cordón umbilical se desprenda y sane sin problemas.

Cuando el bebé está en el útero, se alimenta a través del cordón umbilical. Una vez que nace se corta, pues ya no cumple ninguna función. El ombligo del recién nacido es ese resto que queda y que poco a poco se va secando, hasta que finalmente se desprende.

Los cuidados del ombligo del recién nacido básicamente se orientan a evitar una infección. Basta con tener una higiene adecuada y tomar unas sencillas medidas de precaución para que esto no ocurra. Con las medidas precisas, en apenas dos o tres semanas ese resto se desprenderá naturalmente.

El ombligo del recién nacido

Al momento del nacimiento, el médico o la matrona cortan el cordón umbilical, a unos 4 centímetros del abdomen del bebé. Esto se hace con ayuda de las pinzas homeostáticas, cuya función es la de contener la hemorragia. El resto del cordón se sujeta con unas pinzas especiales de plástico.

Desde ese momento, el ombligo del recién nacido comienza un proceso de autodestrucción. Con los días, el muñón se va secando, se arruga y toma un color marrón, hasta que finalmente se desprende. Todo ocurre en un lapso de entre ocho y diez días. En los bebés que han nacido por cesárea puede tomar unos días más.

Después de la caída, queda una herida que tarda en cicatrizar entre tres y cinco días más. Durante ese lapso hay que llevar a cabo cuidados especiales para que no se presente ningún tipo de infección, ni otras complicaciones. De ahí en adelante, ya no habrá ninguna otra preocupación al respecto.

Los cuidados del ombligo

Los cuidados del ombligo del recién nacido culminan cuando la zona ha cicatrizado correctamente. Al respecto hay mitos, creencias y verdades a medias. Antes se creía que lo mejor era curar el ombligo con alcohol de 70 grados, bien fuera solo o en combinación con algún antiséptico, como la clorhexidina.

Diversos estudios han comprobado que esto puede retardar la caída del ombligo, así que solo es aconsejable en caso de que el bebé habite en un entorno con poca higiene. De lo contrario, la única regla de oro es mantener el ombligo limpio y seco.

Esto supone algunas acciones básicas como las siguientes:

Es conveniente que te laves bien las manos antes de bañar o cambiar al bebé.

No debes arrancar el ombligo; este se caerá de manera natural cuando sea tiempo.

Puedes bañar al bebé sin ningún problema; solo debes asegurarte de secar bien el ombligo tras el baño.

Si la zona del ombligo se ensucia con orina o heces, debes limpiarla con una toalla y agua tibia.

La zona del ombligo debe mantenerse descubierta, evitando que el pañal o la ropa la cubran.

Los pasos para curar el ombligo del recién nacido

Es aconsejable curar el ombligo del recién nacido hasta que cicatrice por completo. Este es un procedimiento sencillo, que debes realizar después del baño. Simplemente sigue los pasos que señalamos a continuación:

Tras el baño, seca muy bien todo el cuerpo del bebé con suavidad.

Báñate muy bien las manos, con agua y jabón.

Moja una gasa estéril con una mezcla de agua tibia y jabón neutro, o con alcohol si el ambiente no es higiénico.

Limpia muy bien toda la zona alrededor del ombligo y la superficie.

Pasa una gasa limpia para secar bien la zona.

No utilices algodón, ni tampoco mercurocromo, mercurobromo o productos a base de yodo.

Las señales de advertencia que debes tener en cuenta

Si después de 20 días no se ha producido la cicatrización, es posible que haya una onfalitis. En estos casos lo habitual es que la zona se vea enrojecida y endurecida. Asimismo, se presentará una supuración o secreción sanguinolenta y maloliente. Si sucede así debes acudir al pediatra.

Cuando se cae el muñón es normal que haya un sangrado leve. Si este es copioso, o no se detiene, lo adecuado es presionar la zona levemente con una gasa estéril y consultar con el médico. A veces en la cicatriz del ombligo aparece un grano rojo o granuloma umbilical. No es algo grave, pero también amerita una consulta con el pediatra.

A veces también aparece un abultamiento en el ombligo, que corresponde a una hernia. Esta no es grave y suele desaparecer a los 2 o 3 años. Asimismo, puede quedar una pequeña protuberancia en forma de trompa de elefante, llamada ombligo probóscide. El pediatra te indicará los pasos a seguir.