Una rutina saludable y suave es necesaria en el cuidado de la piel del bebé. Al tratarse de una dermis delicada, tiene que recibir productos con ingredientes que no resulten nocivos.
Desde antes del nacimiento del niño los padres suelen abastecerse con champús, lociones, cremas, jabones, toallas húmedas, pañales, colonias y más. Pero al adquirir cosméticos infantiles es fundamental verificar la formula INCI (International Nomenclature Cosmetic Ingredient), con el fin de evitar daños dermatológicos.
Las consecuencias de una selección inapropiada derivan en irritaciones o, en el peor de los casos, el cuerpo absorbe los componentes. Ten en cuenta que no todos los productos para bebés son seguros; algunos aumentan el riesgo de desequilibrio hormonal, provocan alteraciones en el desarrollo, causan alergias e inciden en trastornos de los sistemas inmunitario y nervioso.
Ingredientes peligrosos durante el cuidado de la piel del bebé
La guÃa Cosméticos seguros para niños pequeños resalta que la epidermis de la piel de un niño es más fina que la de un adulto y su función de barrera protectora es menos eficaz. De allà la importancia de prestar atención a las recetas, pues podrÃan contener los siguientes elementos perjudiciales.
Aceites minerales
Los aceites suelen presentarse como tal, pero también bajo la nomenclatura de vaselina, parafina o paraffinum liquidum. Aunque su acción es lubricante, interfieren en la respiración natural de la piel, debido a que tapan los poros. Están en toallas y cremas hidratantes o antipañalitis.
Polietilenglicol
El PEG, macrogol o polietilenglicol fusiona varios quÃmicos de fácil absorción dérmica. La toxicidad del compuesto depende de los ingredientes de la mezcla y sus efectos podrÃan ser inflamación o escozor.
Propilenglicol
El propilenglicol es una variedad de alcohol útil en la preparación de protectores solares y humectantes, dada su capacidad de suavizar la piel. El problema de las altas concentraciones de este producto se evidencia en reacciones alérgicas, sobre todo en niños.
Fragancias
Casi todos los cosméticos para bebés contienen perfumes, pero no todos los niños los toleran. Algunas erupciones, alergias y problemas respiratorios surgen del uso de artÃculos con aroma. Cerciórate de que los productos que compres no sean farbicados con sustancias olorosas.
Parabenos
Los parabenos son conservantes que evitan la proliferación de microbios. Si lees las etiquetas de jabones y champús, puedes ubicar parabenos, butilparabeno o etilparabeno. Su presencia a veces es relacionada con la alteración hormonal o del sistema endocrino del bebé.
FormaldehÃdo
La sustancia previene el crecimiento de bacterias. No obstante, el formaldehÃdo tiende a provocar irritación y alergias. Otra complicación vinculada al quÃmico es el asma.
Es posible que los jabones lÃquidos para niños contengan formaldehÃdo. Si bien los fabricantes emplean dosis bajas, es el uso constante y prolongado lo que incrementa el riesgo.
Protectores solares quÃmicos
Está claro que la piel del bebé es mucho más sensible a quemaduras, pero no es un tema que resuelvas solo aplicando protector solar. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) acota que estas lociones son riesgosas. El organismo sugiere buscar una sombra natural y vestir al niño adecuadamente.
No quiere decir que los protectores sean siempre dañinos, pero sus fármacos podrÃan impregnarse al cuerpo y transgredir la actividad hormonal, gracias a sustancias como el homosalato, la benzofenona, el octisalato, la oxibenzona y la avobenzona.
Phenoxyethanol
El phenoxyethanol es un conservante frecuente en los cosméticos infantiles, ligado a trastornos reproductivos y del desarrollo. Solo se le considera seguro si la concentración máxima es de 1 %.
Sulfatos
Los sulfatos están en casi todos los productos para cuidar la piel de los niños, desde champús hasta jabones. El lauril sulfato de sodio y el laureth sulfato de sodio constituyen el par de sales más usadas en los cosméticos infantiles.
Aunque no se reconocen daños de gravedad, se les asocia con sarpullidos temporales, sequedad, enrojecimiento y picor. La recomendación es revisar si luego del baño el niño evidencia alguno de los sÃntomas. En caso positivo, lo mejor es cambiar a productos libres de sulfato.
¿Qué tipo de ingredientes se recomiendan para cuidar la piel del bebé?
Los productos que elijas para cuidar la piel de tu hijo tienen que estar aprobados por su médico y preferiblemente ser los siguientes:
Limpiadores de pH neutro: busca ingredientes sin aditivos agresivos.
Tensioactivos suaves: para prevenir la dermatitis del pañal y otras afecciones de la piel.
Emolientes con glicerina: la piel del bebé pierde más agua que la de los adultos, por ende, se deshidrata más rápido. Apela a los emolientes que restauren o mantengan los antioxidantes naturales.
Protectores fÃsicos: en lugar de los protectores solares quÃmicos, para bebés mayores de 6 meses puedes usar protectores fÃsicos hechos con óxido de zinc o dióxido de titanio.
Libres de colorantes sintéticos: también de parafinas o derivados del petróleo.
¿Cuándo consultar con un profesional?
Desde los primeros controles pediátricos, indaga cuáles son los cosméticos convenientes para tu bebé. Considerando que un niño es más vulnerable, es pertinentes reducir su exposición a los quÃmicos.
Aclara con el especialista lo relativo a las zonas de aplicación, la frecuencia de uso y las caracterÃsticas fisiológicas, pues son factores de gran influencia en los efectos del producto. Apenas observes afecciones dérmicas, acude al médico.
Si es posible, solicita un manual que oriente sobre el cuidado de la piel. Un documento de apoyo es la GuÃa de cuidados de la piel del recién nacido y del bebé, basada en evidencias cientÃficas y prácticas.
Importancia del etiquetado en cosméticos para bebés
La integridad de la piel de un lactante es fundamental para preservar la termorregulación del organismo, la barrera y las funciones inmunológicas. Por lo que merece un cuidado correcto, según explica un trabajo difundido por la revista Farmacia Profesional.
Parte de las precauciones están en fijarse con detenimiento en las etiquetas de los cosméticos, para determinar cuáles son los elementos potencialmente dañinos. No hay que confiarse, aunque las publicidades utilicen palabras como hipoalergénicos, orgánicos o amables.