El Observatorio de Salud y Medio Ambiente de Andalucía (OSMAN) asegura que la principal fuente de ruido es el tráfico. Las bocinas, los motores y el mismo rodamiento de las ruedas sobre los caminos. ¿Tiene algunos efectos ese ruido en la salud?

La verdad es que sí. Desde cambios metabólicos en las células encargadas de recibir el estímulo acústico hasta complicaciones psicológicas por la incomodidad que el sonido estridente y persistente provoca en el estado de ánimo. Seguro te ha pasado si vives es una ciudad. Llega un momento en el que pides que se detenga todo un momento.

Los efectos del ruido en la salud no son nada despreciables. Y si bien es una contaminación que pocos reportan y miden, no deja de ser polución, con lo que eso conlleva.

Pérdida de la audición temprana

Los National Health Institutes de Estados Unidos dejan en claro que la exposición frecuente a determinados decibeles acaba con la destrucción de varias células encargadas de la audición. Estas células se sobreestimulan al punto de modificar su metabolismo. El resultado es una deficiencia en su capacidad de traducción de las señales.

Las estructuras más lesionadas por el ruido externo son aquellas que detectan los sonidos de alta frecuencia. Y se observa que los pacientes afectados sufren la hipoacusia antes para esos tonos.

Los tonos de alta frecuencia son los que emitimos en una conversación. Por lo tanto, podemos decir que uno de los efectos del ruido en la salud es la interrupción de la comunicación con los otros seres humanos. Y no solo por un volumen elevado de la fuente sonora, sino porque perdemos la audición antes de tiempo.

El peor de los datos es que estas células que cambian su metabolismo pueden morir. Y si mueren, no se regeneran. Por lo que la pérdida de las mismas debe considerarse permanente.

El ruido y el estrés

Casi para nadie es una novedad que el ruido nos estresa. La persistencia de los sonidos molestos nos inquietan, nos ponen de mal humor y no nos dejan concentrarnos en actividades que requieren esfuerzo mental.

Entre los efectos del ruido en la salud no hay que perder de vista a la neuroinflamación. Según una investigación del año 2016, hay casos de discapacidad auditiva que podrían vincularse a la inflamación crónica de las vías nerviosas que llevan la información sonora desde el oído hasta el cerebro.

Esta neuroinflamación incide de manera directa en las capacidades cognitivas y en el estado de ánimo. Es normal sentirse irritado o nervioso tras estar expuesto a una fuente de altos decibeles gran parte del día.

Pero la cuestión no termina aquí. El ruido también afecta el sueño. Y si estamos mal dormidos, con mayor razón nos estresaremos.

El ruido puede alterar la fase de movimientos oculares rápidos (REM, rapid eye movements por sus siglas en inglés) del sueño. Esta fase es esencial para que el ser humano fije recuerdos, recupere conocimientos de la jornada y procese la información que se recopiló en la vigilia. Una deficiencia en esta etapa del descanso desencadena problemas de amnesia, trastornos del aprendizaje, cefaleas y hasta predispone a la obesidad.

Queda claro que el ruido tiene una fuerte incidencia en la salud mental. Y de allí pasa a los efectos neurológicos concretos. Por ejemplo, en el área laboral. Las oficinas con altos decibeles presentan menor productividad de sus empleados, quienes pierden la concentración más rápido y memorizan sus tareas con dificultades.

Entonces, si sumamos un pobre desempeño laboral con un descanso insuficiente y una irritabilidad a la que no sabemos atribuir un origen, es lógico sentirse estresados. Y el estrés aumenta el riesgo de eventos cardiovasculares, por lo que el físico se resiente junto a la mente.

Los efectos del ruido en la salud de los niños

Los niños no son inmunes al efecto del ruido. También lo sufren y pueden tener consecuencias físicas y mentales, al igual que los adultos.

La importancia de regular la intensidad de los sonidos en las escuelas, en los sitios de esparcimiento, en la casa y al usar auriculares con los dispositivos electrónicos es imperante para la niñez. Ninguna etapa del crecimiento está exenta de sufrir el problema, según lo pudieron constatar investigadores de la India.

La pérdida de audición a edades tempranas, aunque sea en una medida pequeña, es capaz de alterar el desarrollo educativo. Los pequeños pueden pasar de grado en grado de la primaria sin advertir que oyen menos y que se pierden explicaciones.

Esto los hará también menos capaces de concentrarse. Y quizás menos capaces de comunicarse con sus pares y con los adultos.

El siguiente paso es la alteración de la conducta. Muchos alumnos no logran permanecer en sus asientos en clase o realizando tareas porque no pueden captar con total claridad lo que está sucediendo.

¿Qué hacer para protegerse de los efectos del ruido?

Algunas medidas sencillas pueden contribuir a que suframos menos los efectos del ruido en la salud. No podemos eliminar por completo la exposición, ya que ciertos factores escapan a nuestro control. Pero quizás estas sugerencias nos quiten algo de estrés y prolonguen la vitalidad de la audición:

Bajar el volumen: parece una recomendación obvia, pero si no descendemos el volumen de aquellos dispositivos que usamos a diario, no habrá manera de contrarrestar el ruido. Esto aplica para parlantes grandes y para los auriculares.

Apagar aparatos: hay electrodomésticos que tienen un ruido que se nos hace cotidiano. Si bien no podemos apagar la heladera, por ejemplo, sí podemos detener el aire acondicionado cada cierto tiempo o evitar prenderlo si hay otros métodos para refrigerarnos. Aquí podríamos añadir, según el presupuesto, valorar el cambio de aquellos productos viejos que hacen demasiado ruido por su desgaste.

Emplear protección: los protectores de oídos están indicados en ciertas tareas laborales. Pero también dentro del hogar es posible usarlos si vivimos en departamentos que tienen ventana a la calle.

Crear un ambiente a prueba de ruidos: hay cambios habitacionales que están destinados a reducir el ingreso de ruido a la casa. Algunos son caros, pero otros no tanto. Vale mencionar el doble vidriado, las alfombras anti-ruido, los aislantes acústicos y los apliques para paredes que absorben el sonido.

En sí, no importa tanto el método como el hecho de considerar la salud auditiva y mental para hacer los cambios. En la casa, en el trabajo o en las escuelas, la mayoría de las veces se trata de decisiones que se pueden tomar para empezar hoy mismo a cuidarnos del ruido.