Una de las características más comunes de la crisis sanitaria a nivel internacional, además de la preocupación y la incertidumbre por la enfermedad ocasionada por el virus SARS-CoV-2, ha sido el aumento registrado en el consumo de bebidas alcohólicas. En el caso de España y Portugal, la bebida en cuestión es el vino, pues su consumo se asocia al placer y a la relajación, especialmente por aquellas personas que solían consumirlo desde antes del confinamiento por la pandemia.

De acuerdo con la información recopilada por EFE, un artículo elaborado por un grupo de investigadores reveló que, por lo menos en España y Portugal, el consumo de vino se ha incrementado. El texto apareció en la revista Spanish Journal of Agricultural Research y en él participaron figuras como Katrin Simón Elorz, quien se desempeña como profesora del departamento de Gestión de Empresas de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) e integrante del instituto INARBE.

¿A qué se debe este incremento?

En la investigación se analizaron factores psicológicos y culturales que han influido en el aumento de consumo del vino. Para llegar a tales resultados se realizaron 4 mil 500 cuestionarios, aproximadamente, en los que se interrogó a personas que habitan la península Ibérica. De acuerdo con el equipo de personas especialistas, el incremento ha estado fomentado porque existe una diferencia significativa entre la crisis de salud y otras tragedias, como los atentados, tsunamis o terremotos, mismos que implicaron un factor de violencia.

Además, la tecnología se convirtió en un factor importante para estas métricas, pues cuestiones como las reuniones a distancia, las compras en línea y las aplicaciones especializadas se popularizaron aún más durante los últimos meses. Sin embargo, en lo que respecta a este tema, las personas especialistas aseguraron que debe contemplarse una brecha digital, pues no todas las edades formaron parte de este fenómeno durante el confinamiento.

A pesar de las similitudes en el consumo de vino, el estudio destacó que hay ciertas diferencias entre ambos países, aunque ambos comparten algunas características culturales y en su estilo de vida. Respecto a Portugal, la edad y la situación laboral tuvieron relación con el aumento del consumo, algo que no se vivió en España, donde no se registró un aumento importante en las zonas urbanas residenciales.