La exposición a temperaturas extremas puede ocasionar severas consecuencias sobre la salud, incluyendo la muerte. Estos entornos climáticos suelen aparecer en los países templados, en especial durante los meses de invierno y verano.

La temperatura ideal del cuerpo se encuentra alrededor de los 37 grados centígrados. Por encima de 41 de habla de hipertermia y por debajo de 35 de hipotermia. Las temperaturas extremas puede provocar que se alcancen ambos estados de forma rápida.

¿Te interesa saber un poco más sobre el tema? Hemos preparado el siguiente artículo para resolver las principales dudas al respecto. ¡Sigue leyendo!

¿Cómo el cuerpo puede tolerar los cambios de temperatura?

El ser humano tiene muchos mecanismos biológicos de termorregulación. Estos se complementan con nuestra capacidad consciente de crear objetos y vestimentas destinadas a evitar la pérdida o ganancia de calor, según sea el caso.

Gracias a la actividad de muchos órganos y sistemas (como el cardiovascular y el neurológico) el organismo tiene la capacidad de hacer frente a situaciones climáticas adversas.

Por ejemplo, en climas cálidos existe una pérdida por evaporación de calor, en la que los vasos sanguíneos ubicados en la superficie del cuerpo se dilatan para perder líquido en forma de sudor. Lo contrario ocurre cuando hace mucho frío, ya que la distribución del flujo sanguíneo se dirige hacia los órganos vitales.

¿Cómo reacciona el cuerpo al calor extremo?

El calor extremo es una condición climática adversa en la que se alcanzan temperaturas que, mantenidas de forma sostenida, pueden provocar severas consecuencias sobre la salud. Dicha temperatura varía dependiendo de cada región. Los mecanismos de adaptación dependen del ambiente en el que se suele desenvolver una persona.

Cuando se mantiene alrededor de 10 grados por encima del límite superior promedio para una determinada zona se habla de calor extremo. Por supuesto, estas condiciones deben estar estables durante algunas semanas.

Síntomas y reacciones
Algunas de las manifestaciones clínicas más importantes durante una ola de calor son las siguientes:

Dolor muscular, abdominal y de cabeza.
Sudoración profusa.
Cansancio y desmayos.
Náuseas.
Aumento de la frecuencia cardíaca.

Muchos de estos síntomas son la consecuencia natural de la deshidratación. En caso de presentarlos, es recomendable acudir a un servicio de urgencias lo antes posible.

¿Cómo se puede regular y prevenir?

Ante la posibilidad de una ola de calor, es conveniente seguir varias recomendaciones para evitar cualquier tipo de daño a la salud. Las más básicas son equipar la vivienda con aire acondicionado y ventiladores, lo que puede requerir una inversión económica anticipada.

También es recomendable comprar o fabricar deflectores, en caso de tener muchas ventanas en el hogar. Algunos pueden crearse utilizando cartón con aluminio.

Consumir abundante agua y utilizar ropa holgada son aspectos básicos que deben mantenerse tanto dentro como fuera del hogar. En caso de tener que salir, deben ubicarse lugares públicos con disponibilidad de aire acondicionado o asistencia médica inmediata en caso de presentar alguno de los síntomas antes mencionados.

Grupos de riesgo

Tanto los ancianos como los niños son más propensos a sufrir complicaciones médicas derivadas de temperaturas extremas. Aquellos pacientes con enfermedades crónicas, en especial las que afectan al sistema cardiovascular y renal, deben tener mayores precauciones.

¿Cómo reacciona el cuerpo al frío extremo?

La definición de frío extremo es contraria a la de calor extremo. Suele suceder en climas templados y en el contexto de algunas tormentas de invierno.

Síntomas y reacciones

Las principales manifestaciones clínicas de una exposición peligrosa al frío extremo son las siguientes:

Escalofríos y calambres musculares.
Hormigueo.
Disminución del estado de consciencia.
Cambio de coloración en las extremidades.
Todos estos síntomas, en especial los últimos dos, implican la necesidad de evaluación en el servicio de urgencias más cercano.

¿Cómo se puede regular y prevenir?

Al igual que lo que sucede con las olas de calor, en la mayoría de los casos se pueden prevenir sus efectos negativos sobre la salud. Las recomendaciones son las siguientes:

Salir lo menos posible del hogar.
Contar con las herramientas necesarias para retirar nieve de los alrededores.
Llevar varias capas de ropa, incluyendo la protección de las manos, los pies, las orejas, el cuello y la cabeza.
Conseguir un sistema de calefacción con la suficiente antelación.
Establecer un plan de emergencia para acudir a un centro de salud en caso de requerirlo.
Guardar suficiente comida enlatada por interrupciones del servicio de luz eléctrica.
Grupos de riesgo

Las edades extremas y los pacientes con enfermedades crónicas también son más susceptibles de sufrir los efectos de una ola de frío. Las personas con movilidad reducida deben evitar salir de casa con mayor razón, debido a los posibles obstáculos ocasionados por la caída de nieve.

Nunca está de más prestar atención a las temperaturas extremas
Cada año, la exposición a estas temperaturas extremas cobra miles de vida, incluso más que los desastres naturales. La mayoría de los países desarrollados con climas templados tienen estrategias gubernamentales destinadas a reducir las muertes por esta causa.