Educar a los niños y los jóvenes para evitar la homofobia es una de las formas más efectivas de contribuir con un problema que sigue estando presente en la sociedad. Y es que si bien hemos avanzado en materia de visibilización de la diversidad sexual y respeto a los derechos humanos, aún queda mucho por hacer.
Por desgracia, las agresiones homófobas, la discriminación y el prejuicio siguen estando presentes y causan un grave daño psicológico a las víctimas. De ahí la importancia de revertirlo. Lo cierto es que los más pequeños nos sorprenden por la facilidad con que comprenden, asumen y respetan las diferencias de forma natural.
De todos modos, las influencias culturales, sociales y familiares pueden impregnarles de estereotipos y creencias erróneas que, más tarde, se verán reflejadas en actitudes homofóbicas. ¿Cómo evitarlo? Aquí algunas recomendaciones.
¿Por qué educar a los niños y jóvenes para evitar la homofobia?
Con frecuencia, algunas personas caen en el error de asumir que la diversidad sexual es un tema tan normalizado que no es necesario incidir en ello. No obstante, los datos reflejan lo contrario. En la actualidad, 69 países en el mundo criminalizan la homosexualidad.
Y por citar otro ejemplo, en España las agresiones y los delitos de odio se han incrementado de forma considerable en los últimos años. Dicho esto, hay que tener presente que la homofobia puede costarle la vida a muchas personas en determinados lugares del mundo.
En otros, las expone de forma constante al acoso, la discriminación y la exclusión. Esto puede afectar en gran medida su salud emocional, lo que deriva en trastornos de ansiedad, depresión, abuso de sustancias e incluso ideación suicida.
Entre otras cosas, los prejuicios pueden dar lugar a casos de homofobia internalizada, que lleva a quienes tienen una orientación sexual diferente a ocultarse, reprimir sus sentimientos y desarrollar emociones de estrés, vergüenza, culpa, baja autoestima y agotamiento emocional.
Cómo educar para evitar la homofobia
Educar en el respeto y en la tolerancia es fundamental para evitar que los niños sufran las anteriores consecuencias en carne propia o contribuyan a que un compañero o un igual las viva en su día a día.
Pese a que en los centros escolares ya se llevan a cabo campañas de concienciación y prevención contra la homofobia, lo cierto es que el papel de las familias es fundamental. Es en el hogar donde se inculcan valores, con una mayor repercusión. Así las cosas, hay varias medidas que se pueden implementar.
Educación en diversidad
La sociedad busca homogeneidad en todos los sentidos y presiona a las personas para adaptarse a ciertos cánones y normas. Por ello, el primer paso consiste en ayudar a los niños a reconocer y a valorar la diversidad; a comprender que todos somos diferentes pero igualmente valiosos.
A la hora de prevenir la homofobia, es necesario normalizar la diversidad de orientaciones e identidades sexuales con el fin de que los niños puedan conocerlas y entenderlas.
Homosexual, bisexual, transgénero, heterosexual, etcétera… todos estos son conceptos con los que podemos ayudar a los niños a familiarizarse y a entenderlos como diversas formas legítimas de ser y sentir.
Concienciación sobre la homofobia
Un segundo paso fundamental implica hacerles conscientes de qué es la homofobia, cómo se manifiesta y qué repercusiones tiene. Y es que no solo consiste en agresiones físicas, insultos o humillaciones, no se trata solo de odio o de rechazo manifiesto.
Hay expresiones más sutiles, pero igualmente dañinas, que deben conocer e identificar como tal, por ejemplo, las siguientes:
Prejuicios y estereotipos que etiquetan a las personas. Por ejemplo: «todos los homosexuales son afeminados o promiscuos».
Temor o rechazo a relacionarse con personas homosexuales.
«Bromas» que denotan menosprecio o falta de respeto.
Actitudes negativas de cualquier tipo hacia las personas con orientaciones sexuales diferentes a la norma.
Creencias erróneas, como afirmar que la homosexualidad es una enfermedad o es una elección.
Fomento del respeto y la empatía
Más allá de la información, resulta clave educar en el respeto a cualquier ser humano, independientemente de su identidad u orientación sexual. Pero, para esto, es necesario fomentar la empatía.
Si instamos a los niños y a los jóvenes a ponerse en la piel de los otros, les será más sencillo comprender sus vivencias y actuar con humanidad. Y es que en ocasiones pueden no ser conscientes del daño que causa la homofobia y de cómo pueden impactar, con sus actitudes, la vida de otras personas.
Hay varias formas de propiciar esta empatía; desde comentar noticias sobre agresiones homófobas, hasta leer cuentos al respecto o ver en familia películas que traten la temática. Todo dependerá de la edad del menor. Los videojuegos y las experiencias inmersivas audiovisuales también son un buen recurso.
Ejemplo de tolerancia
Por último, no podemos olvidar que nada enseña más que el ejemplo, y que las actitudes de los padres serán las que tengan una mayor influencia en el niño, sobre todo durante sus primeros años.
Así, es importante que tanto la madre como el padre se muestren abiertos, tolerantes y respetuosos. Y no solo con personas ajenas al núcleo familiar, sino también con sus propios hijos.
Por ejemplo, permitiendo que escojan su ropa y corte de pelo, sus juguetes o los juegos en que quieren emplear el tiempo, sin etiquetar y sin forzar unas actitudes determinadas. Esta apertura y el respeto a su libertad será la mejor forma de transmitir estos valores.
Evitar la homofobia puede salvar vidas
En resumen, cabe recordar que la educación en valores es tan importante como enseñar a los hijos a leer o a escribir. Dicho esto, merece tiempo y dedicación.
Transmitir empatía y respeto a los hijos por la diversidad contribuye a evitarles problemas emocionales en el futuro. Además, favorece la construcción de una sociedad más abierta, sana y tolerante.