La Navidad puede ser una celebración difícil para aquellos que padecen un trastorno de la conducta alimentaria. Dado que estas festividades giran en torno a grandes cantidades de comida y encuentros familiares, muchas de estas personas experimentan un aumento en sus niveles de ansiedad, culpa y sentimientos de soledad.
Ya sea que se trate de bulimia, anorexia nerviosa, trastorno por atracón o trastorno restrictivo de la ingesta de alimentos, existe un alto riesgo de experimentar crisis y complicaciones por los cambios de rutinas en estas fechas. Por eso, a continuación compartimos una serie de recomendaciones para afrontarlas.
Consejos para afrontar la Navidad si padeces un trastorno de la conducta alimentaria (TCA)
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) se caracterizan por una alteración en los patrones de alimentación, muchas veces derivada de una preocupación excesiva por el peso corporal y la imagen.
Pueden manifestarse a través de una restricción extrema en la ingesta de alimentos o, por el contrario, un consumo excesivo de los mismos. Se catalogan como problemas psiquiátricos y, de hecho, se encuentran en la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5).
Los más frecuentes son los siguientes:
Anorexia nerviosa.
Bulimia nerviosa.
Trastorno por atracón.
Trastorno por evitación o restricción de la ingesta de alimentos.
Otros trastornos incluidos en el DSM-5 son la rumiación, la pica y otros trastornos de la conducta alimentaria especificados y no especificados.
Una publicación en Internal Medicine Journal expone que la prevalencia de estas enfermedades es mayor entre las mujeres y los jóvenes. Sin embargo, los hombres no están exentos de padecerlas, al igual que personas de todas las edades.
Debido a la complejidad de estos trastornos y al constante riesgo de recaídas, la Navidad representa una época difícil para los pacientes afectados. La presión por comer más de lo habitual, el aumento de la socialización, el estrés por la falta de tiempo y la alteración de las rutinas se convierten en detonantes de crisis.
Hay que tener en cuenta que para una persona con TCA es sumamente difícil establecer una buena relación con la comida. De ahí el hecho de que aumente su ansiedad y su preocupación en torno al tipo y a la cantidad de comida que suele darse en las celebraciones navideñas.
Entonces, ¿qué hay que hacer para afrontarlo? ¿Cómo ayudar a un familiar que padece TCA y no lo pasa tan bien en estas fechas? En primer lugar, hay que cerciorarse de respetar el abordaje médico y psicológico. El hecho de estar atravesando por fechas de celebraciones no es un motivo para suspender o postergar los tratamientos.
Sumado a esto, es posible implementar una serie de estrategias que no solo ayudan a disminuir los síntomas de ansiedad, sino que son determinantes para evitar las crisis y complicaciones. Veamos las más relevantes.
Planificar las actividades
Sin duda alguna, la planificación de las actividades en Navidad es una de las principales claves para evitar recaídas en caso de tener un trastorno de la conducta alimentaria. Hay que romper la idea de que las celebraciones van de la mano con los excesos.
Si tú o un familiar padece un TAC, es conveniente elegir planes amenos, que permitan la distracción y el disfrute, pero que no estén centrados en la comida. Los juegos en familia, la decoración de la casa, el canto de villancicos, ver una película, hacer un karaoke, salir a ver las luces o bailar son algunas de las opciones.
Planificar las comidas
Por supuesto, lo que tiene que ver con la planificación de las comidas merece una mención especial. Dado que el problema de una persona con trastorno de la conducta alimentaria es su relación con los alimentos, los menús en Navidad deben elaborarse con cuidado.
En este sentido, hay que cambiar un poco el chip y dejar atrás la idea de que las celebraciones deben hacerse con variados y abundantes platos en la mesa. No hay que ignorar que la persona puede verse tentada a comer porciones exageradas, o bien, se puede sentir abrumada por ver tanta cantidad de comida.
Así pues, lo ideal es implementar las siguientes recomendaciones:
Alejar a la persona de los preparativos de la comida. No es necesario que participe en las compras o en la preparación de las cenas. Esto impide que su ansiedad se detone antes.
Basar el menú en alimentos frescos y saludables. Evitar las comidas copiosas, pues luego pueden generar un sentimiento de culpa.
Obviar las comidas tipo buffet. El hecho de tener muchas comidas disponibles puede disparar la ansiedad o la angustia.
Servir primero la entrada, luego el plato fuerte y, finalmente, el postre.
Procurar que las porciones sean las mismas para todos en la mesa. Esto normaliza el momento y puede dar tranquilidad a la persona con TCA.
No insistir en comer de más. Por más deliciosa que sea una comida, hay que respetar el proceso de la persona con TCA. Presionar o hacer comentarios sobre qué o cuánto debería comer tienden a entorpecer el tratamiento.
Implementar técnicas de relajación o distracción
Lo relacionado con la comida no es el único detonante de ansiedad en Navidad en quien tiene un trastorno de la conducta alimentaria. Las reuniones sociales, las jornadas laborales, las dificultades económicas, entre otros factores, pueden disparar la angustia en estos pacientes y agudizar sus síntomas.
Para contrarrestarlo, una buena opción es implementar técnicas de relajación durante la jornada. Escuchar música, hacer ejercicios de respiración, tener una sesión de aromaterapia, hacer una caminata o practicar yoga es bastante beneficioso.
Priorizar el autocuidado
Es cierto que las celebraciones de la Navidad implican cambios en la rutina. Pero cuando se padece de un trastorno de la conducta alimentaria, esto no debe suponer un sacrificio del bienestar. De hecho, aprovechando el tiempo libre de las vacaciones de Navidad o de los días festivos, es sano hacer actividades de autocuidado.
Algunas opciones interesantes son las siguientes:
Meditar.
Dormir bien.
Leer un libro.
Tomar un baño en la tina.
Ponerse una mascarilla facial.
Hacer actividad física (siempre que el especialista lo apruebe).
Cuidar el lenguaje
El apoyo familiar y social desempeña un papel relevante en la recuperación de una persona con trastorno de la conducta alimentaria. Para ello, es fundamental aprender a cuidar el lenguaje, sobre todo cuando hay algún tipo de reunión o celebración.
No es válido hacer comentarios «en broma» ni categorizar la comida como algo bueno o malo. Si la persona decide comer menos u opta por alimentos diferentes a los de la cena familiar, no hay que opinar. Lo que para unos puede ser un simple chiste, para la persona enferma puede ser motivo de insatisfacción y malestar.
De igual manera, si hay invitados, hay que procurar informarlos antes de proceder a cenar y compartir. La idea es evitar preguntas o comentarios relacionados con la comida, el aspecto físico o cualquier otra cuestión asociada al trastorno.
Otras estrategias útiles para afrontar un TAC esta Navidad
Entender y aceptar las emociones. Si bien la Navidad se asocia con la felicidad, hay que recordar que no está mal sentirse triste o ansioso. No es obligación mostrarse alegre o emocionado.
Si la persona tiene riesgo de conductas compensatorias, puede tener a alguien de apoyo para los momentos en los que desea ir al baño.
Hay que evitar las opiniones sobre el físico. No solo de la persona afectada, sino de cualquier persona.
Se deben evitar los halagos con referencias estéticas. En su lugar, puede ofrecerse un mensaje de apoyo como «eres muy valiente», «te admiro», «estoy orgulloso».
Al dar regalos, hay que evitar cosas que puedan generar sensibilidad. Por ejemplo, en estos casos, no es tan buena idea regalar ropa por el tema de las tallas. ¿Qué tal si mejor regalas una experiencia? Puede ser un viaje, un día de spa, una visita a museos… hay distintas opciones.
El apoyo familiar y del entorno es clave para las personas con trastornos de la conducta alimentaria
Comprender las dificultades que implica la época de Navidad en las personas con un trastorno de la conducta alimentaria es clave para fomentar la empatía y ser una red de apoyo. Tanto la familia como otras personas del entorno pueden involucrarse en generar un ambiente más adecuado para evitar las recaídas.
Hay que tener en cuenta que estas fechas disparan la ansiedad en estos pacientes; no solo por lo relacionado con el tema de las comidas, sino por la presión social y por el hecho de querer cumplir con las expectativas de alegría y entusiasmo. Así pues, acompañar, evitar comentarios innecesarios y planificar unas fiestas diferentes es determinante para reducir la sensación de preocupación y culpa que suele agudizarse.