Para ser emocionalmente inteligente no se necesita un máster ni haber pasado una temporada en el Tíbet. Basta con cultivar el respeto, el conocimiento de uno mismo y aprender, día a día, a llevar una gestión emocional adecuada.
Hoy en día está de moda el concepto de la inteligencia emocional, tanto a nivel empresarial como en el campo del desarrollo personal. Por ello, sería interesante informarnos mejor al respecto, ahondar en lo que expone y procurar integrarlo a nuestras vidas, y si es posible, transmitirlo a nuestros seres queridos o hijos.
Un mundo basado en la empatía, en el reconocimiento del otro como parte de uno mismo, y en esa asertividad que nos permite definir y proteger espacios propios son, sin duda, pilares sobre los que crear un futuro mejor.
¿Eres emocionalmente inteligente? Claves para descubrirlo
Un aspecto que deberíamos tener en cuenta es que el ser humano actúa, casi sin darse cuenta, basándose sus emociones. El cerebro es el sofisticado resultado de una evolución que ha pasado por varias fases.
Existe un sistema que se encarga de procesar las emociones más concretamente: el sistema límbico. Se trata, de alguna manera, del componente neural de la emoción.
Veamos ahora esas claves que nos indican si somos una persona emocionalmente inteligente…
Si eres emocionalmente inteligente, has aprendido a conocer y utilizar tus emociones
Hay mucha gente que confunde control emocional con ‘frenar o esconder emociones’. Controlar no es negar. Si, por ejemplo, sentimos en un momento dado enfado o rabia no nos va a servir de nada negar lo que sentimos o disimularlo. Haciendo esto, las consecuencias podrían ser muy negativas.
La persona emocionalmente inteligente comprende lo que siente. Lejos de esconderlo, lo atiende y busca canales para mejorar y afrontar este estado.
Si siente rabia, busca las razones que han originado este estado e intento poner una solución. Esta debe ir dirigida a canalizar dicha emoción negativa. Conocer la causa es el primer paso para la solución.
La persona emocionalmente inteligente no busca culpables ni proyecta sobre otros sus emociones. Al contrario, es responsable y sabe defenderse para liberar tensiones y poner límites.
Utiliza la comunicación de forma asertiva
La asertividad puede definirse como la capacidad de comunicar emociones con seguridad, ser capaz de decir NO sin agredir y con ello, ofrecer además reconocimiento y valor a la otra persona.
Yo te puedo decir que no me agrada como me tratas. Te lo comunico con respeto, pero con total sinceridad, indicándote además que, si actuaras de otro modo, nuestra relación sería más sana y enriquecedora.
Ser capaz de dar una información de forma respetuosa, sin rabia y con inteligencia es clave para poder convivir con respeto. Además de ello, con la asertividad conseguiremos cuidar de nuestra autoestima al dejar siempre muy claro qué queremos y qué no estamos dispuestos a aceptar.
La empatía no es lo mismo que la simpatía
Este es otro aspecto que debemos tener en cuenta: las personas con empatía no están mostrando simpatía.
Se trata de un proceso más profundo que nos conecta como especie al ser capaz de ponerse en el lugar de la otra persona.
Entiendo qué es la decepción porque yo la he sufrido. Sé leerla en los rostros ajenos, y por ello actúo con respeto para no hacer daño, para respetar.
La empatía nos conecta entre nosotros. Así podemos entender que nuestras palabras pueden hacer tanto daño como un golpe, que todo lo que hacemos y decimos tiene consecuencias.
Por ello, y gracias a esas neuronas espejo de las que todos disponemos podemos ‘conectar’ mejor unos con otros para construir escenarios sociales y personales más respetuosos.
Unión entre pensamientos y emociones
Es interesante recordar que todos nosotros somos básicamente lo que pensamos. Si tenemos una opinión negativa sobre nuestras capacidades, nuestra emoción decae y, en consecuencia, la acción que llevamos a cabo será limitada y de mala calidad.
Eres lo que piensas. Un pensamiento positivo podría ser capaz de originar una emoción poderosa. Esta emoción puede generar una acción que te permita cambiar tu realidad.
La inteligencia emocional es la llave para abrir muchas de esas puertas que nos hemos cerrado a lo largo de nuestra vida. El hecho de tener en cuenta cómo se relaciona la mente con la emoción nos permitirá, sin duda, ser más hábiles en el día a día. Te invitamos a tenerlo en cuenta.