La sexualidad no es una mera función biológica y reproductiva, sino que está también muy ligada a la psicología y a la esfera social del ser humano. Esta es una parte importante de quienes somos; una que debemos cuidar si deseamos vivir en plenitud. Por ello, más allá de las prácticas sexuales, es necesario llevar a cabo un proceso de reflexión e introspección que nos permita descubrirnos en este aspecto: es el autoconocimiento sexual.
Con frecuencia, nos sumergimos en la sexualidad guiados por la inercia, por lo que creemos que debe ser y desconectados de nuestras reales preferencias y sensaciones. Esto puede derivar en disfunciones sexuales, insatisfacción personal y de pareja, e incluso en conductas de riesgo. A fin de que esto no ocurra, te proponemos algunas claves de autodescubrimiento.
¿Qué es el autoconocimiento sexual?
Este término hace referencia a todo lo que sabemos (o deberíamos saber) sobre nosotros mismos con respecto a nuestra sexualidad. Cómo somos en este ámbito, qué necesitamos, qué nos gusta, cuáles son nuestras preferencias y ritmos, qué pensamos y sentimos al respecto, cómo nos desenvolvemos y qué podríamos hacer para vivir una sexualidad más plena.
Estas son cuestiones para las que muchas personas no tienen respuesta porque simplemente nunca se las han planteado. Y es que nadie nos enseña lo relevante de vivir la sexualidad con consciencia, de conocernos y respetarnos y ver más allá de la mera genitalidad o el simple acto sexual.
Hay varios puntos valiosos que deberíamos abordar respecto al autoconocimiento sexual. A continuación, hablamos sobre algunos de ellos.
Explora tu anatomía
Un paso fundamental consiste en conocer a profundidad el cuerpo, sus partes y las funciones de cada una de ellas. Aunque no lo parezca, hay muchas personas que no saben lo suficiente sobre su anatomía. Esto puede comprometer su disfrute.
Mirarse en el espejo, autoexplorarse o educarse con información de fuentes fiables es muy necesario. Además, hay pequeños gestos y rutinas que nos ayudan a aumentar la consciencia corporal, a conectar y a sentirnos más confiados en nuestra piel. Por ejemplo, los masajes, los estiramientos o el baile.
Descubre tus sensaciones
Al hablar de sexualidad tendemos a centrarnos en exceso en los genitales. Obviamos que múltiples zonas del cuerpo son erógenas y susceptibles de despertar el deseo y proporcionar placer.
Para saber cuáles son esos puntos en ti, es necesario que te permitas explorar y sentir, tanto a solas como en pareja. Las caricias, los besos o los juguetes eróticos pueden ayudar en esta tarea.
¿Qué piensas sobre tu cuerpo?
Como decíamos, la sexualidad no es puramente física. Nuestros pensamientos al respecto juegan un papel importante.
Se ha visto que la autoimagen (la forma en que percibimos nuestro cuerpo y cómo valoramos nuestra apariencia) tiene un gran efecto en la capacidad de disfrutar de la sexualidad. Una mala autoimagen puede hacernos sentir cohibidos y acomplejados, llevándonos a restringir o limitar los encuentros sexuales o a hacer que los vivamos con vergüenza y pudor.
Por esto es importante trabajar al respecto. Dejar de juzgarnos y criticar nuestra apariencia, aprender a amar el cuerpo aun con sus imperfecciones y agradecerle por permitirnos sentir y disfrutar es muy beneficioso.
¿Qué sabes sobre la sexualidad?
El autoconocimiento sexual también implica una reflexión sobre la información que tenemos respecto al sexo. En ocasiones, esta información está sesgada, es insuficiente o está repleta de tabúes que nos limitan.
En este aspecto, hay varios puntos que abordar y son los siguientes:
La educación sexual y algunos de sus conceptos básicos, como el consentimiento, la protección contra enfermedades de transmisión sexual y la prevención del embarazo.
La idea del coitocentrismo, tan presente en nuestra sociedad, que coloca la penetración en el centro de la ecuación y relega otras prácticas sexuales tan necesarias como placenteras.
Los mitos y tabúes respecto a diferentes prácticas, juegos y preferencias. Es fundamental recordar que cualquier actividad consensuada, que genere disfrute y no cause ningún daño, es lícita.
Entender la importancia de la comunicación y la asertividad sexual para lograr el disfrute de los involucrados en el encuentro.
En definitiva, desterrar el miedo y la vergüenza a comunicarse, pedir, sentir, poner límites o atreverse con nuevas propuestas.
Identifica tus preferencias
Un último paso esencial consiste en identificar cuáles son tus preferencias. Esto es, qué cosas te excitan, te producen placer y se sienten bien para ti; cuáles son tus límites, tus necesidades y tus ritmos.
En este punto no nos referimos solo a saber cuáles son tus zonas erógenas, tus posiciones favoritas o la forma en que te gusta ser estimulado. También es importante abordar el área social y afectiva.
Por ejemplo, hay personas que se sienten cómodas teniendo relaciones casuales sin compromiso; hay otras para quienes esto supone una incomodidad e incluso un daño emocional. Respetar tus necesidades a este respecto es muy necesario para no forzarte a hacer algo que no desees, solo por presión social.
Igualmente, la frecuencia con que deseas tener relaciones sexuales también es un punto a explorar. Las preferencias de cada persona son diferentes y todas son lícitas; no hay un número de encuentros sexuales correctos y determinados.
El autoconocimiento sexual nos libera y nos permite disfrutar plenamente
En suma, si estás experimentando algún tipo de dificultad o insatisfacción respecto a tu sexualidad, resultará muy positivo que inicies un camino de autoconocimiento sexual. Apaga el piloto automático y comienza a conocerte, a cuestionarte y a conectar con tu cuerpo, tus deseos y preferencias.
De este modo, te sentirás mucho más cómodo y confiado. Estarás en disposición de comunicarte mejor con tus parejas sexuales.