El moho mayormente crece en lugares con mucha humedad o alrededor de las filtraciones de dichos espacios, ventanas e incluso tuberías.

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), los tipos más comunes de moho en interiores son Cladosporium, Plenicillium y Aspergillus.

De esta manera, los CDC recomiendan lavar con agua y jabón las paredes y techos afectados, los cuales deben dejarse secar perfectamente.

Además, si planeas usar cloro para quitar el moho, debes seguir las siguientes precauciones:

Nunca mezclar amoníaco u otro producto de limpieza para la casa con el blanqueador. Al mezclar el amoníaco u otros productos de limpieza con el cloro se producen vapores tóxicos peligrosos.
Abrir las puertas y ventanas para que entre aire fresco.
Usar guantes no porosos y gafas de protección para los ojos.
Las áreas pequeñas (como la el baño o un área del tamaño de una puerta) a menudo pueden ser limpiadas por los residentes, pero las de mayor tamaño podrían necesitar ayuda profesional.